“… Bajo un mismo techo
Durmieron las cortesanas
la luna y el trébol…”
(BASHO).
El número uno, no pudo ocultar su indignación cuando fue advertido de los avances de la resistencia en la zona de conflicto.
La estructura vertical que poseían impedía, en cierta forma, controlar y sujetar la palabra en los caseríos aledaños.
Descifrar la clave en Trapalanga, permitió destrabar los corredores que se encontraban bloqueados desde Yala hasta Covent Garden y Quito. Estratégicamente, los ayllus funcionaron como vanguardias en la OTI (cabinas telepáticas) concretando un plan de alfabetización integral de ionización sensorial en toda la gran comarca.
La Gladis, desde Chorcan, en la escuela de letras, propuso sincronizar todas las energías dispersas para que el pensamiento diseminado encontrara una nueva raíz.
En un aula repleta de combatientes rebeldes por la palabra, comenzó su primera jornada explicando que resultaba imprescindible un aprendizaje profundo del silencio.
Para ello la cátedra que dirigía, introducción al silencio, iría en busca de las habladurías, concepto necesario para perfeccionar otra nueva voz, que sujetara y describiera ese mundo maravilloso de hablar, de pronunciar, ser escuchado, para desempolvarlos de tanta tristeza.
Los sucesos ocurridos a orillas del río Mekong, en Yala, destrabando el hiato cósmico de Charly Bukowski y John Berger, dieron esperanza cierta a toda la resistencia, pero había que seguir recuperando los datos móviles que el número uno todavía manejaba a discreción.
Sin embargo, no había nadie quien reclamase la posesión de la palabra, y esa palabra que existía sólo en la voz del dominador, también era la voz de su fracaso.
El número uno aprovechaba esa distancia del ser y repetía y hacia repetir, por toda la región, que se trataba sólo de un desencaje de las variables macro, que se corregiría con un discurso aleccionador, crudo, y con una sola voz que amedrantara la chusma irreverente instalada en los caseríos.
En ese juego siniestro de palabras secuestradas, y a medida que se superaron las interfaces comunicacionales en los campos psiónicos de la anomalía de Molulo, los pequeños pero importantes triunfos conseguidos por la resistencia rebelde debido a la transferencia de percepción extrasensorial y la enorme fuerza electromagnética, fueron sembrando pensamiento disperso por toda la comarca.
En cada rincón, la voz del amo parecía retumbar sin eco, disolviéndose en la inmensidad del paisaje, un sonido hueco que el viento aprovechaba para despistar y limpiar al mismo tiempo.
Así, la verdad del poder, impuesta por el número uno, se fue relativizando a medida que los flujos ónticos y cuánticos provenientes de la gran región multicultural desparramaron otra visión de la realidad.
En la escuela de letras, un alumno le preguntó a La Gladis: ¿Porque el silencio y no el grito feroz?
La Gladis respiró profundo, y mirando a la ventana dijo:
-El silencio es un argumento del alma, un instrumento para el pensamiento, que poco a poco, como el agua del manantial de tres pozos, donde vos y tus amigos van a mirarse en el reflejo del agua cristalina, irá moldeando la palabra que aún no podemos pronunciar. Ellas necesitan salir sin ataduras ni cadenas. Limpias claras contundentes para encontrar ese destinatario que las reciba como una hermosa visitante en su casa, que le ofrezca su voz y su mirada transparente, que sepa disimular el alcance de su voz para escuchar con sabiduría, para alimentar los sentidos que el cuerpo requiere, en armonía. Así el silencio se transformará en palabra, y ella será nuestro fusil para la lucha.
En ese instante, un viento salvaje y grueso penetró rudamente por la ventana, como devolviéndole esa mirada perdida de La Gladis.
Ella quedó absorbida en el deleite de las pre-palabras, de los acontecimientos, de las habladurías, de las sensaciones, del inmenso camino del pensamiento. Cuenco naciente de voces que luego serán palabras, que realmente le pertenecen, y que están en ella desde el principio de su tiempo. La palabra se confunde con su ser. Ella es su palabra.
Piensa que la creación consiste en sacar a la luz ciertos pensamientos inseparables que estuvieron pegados en el cuerpo, pero no cambiar de piel, quitarse el morir por un instante, para que el tiempo se detenga el segundo necesario de mirarse, y comprender que todavía falta, que no hemos encontrado el lenguaje que desentrañe la máscara que oculta el olvido.
Dejar que el espíritu penetre poco a poco, ya no ser-ser, sino estar siendo arrojados al mundo en construcción permanente, porque no hemos nombrado una palabra que nos abarque por el alma; entonces el grito se disuelve como los granos que se derriten en el salar desierto. Vuelve en sí; piensa que se está gestando la palabra como si saliera del útero mismo de la tierra. Machaca la mira para decirle que está en clase, que no se agite, que si entendieron porque escuchan. Entonces cierra con fuerza la ventana.
Vuelve a la pizarra donde había escrito con una tiza blanca la palabra “el lenguaje”; del escritorio levanta un libro y con voz pausada lee: “…las lenguas expresan las estructuras del pensamiento social, y, al mismo tiempo las articulan. Por eso no es casual que en la lengua quechua no existan dos vocablos diferentes para nombrar el espacio y el tiempo, ambos se denominan pacha, y tanto el pasado como el futuro caben en la denominación ñaupapacha. Ello responde a una visión cíclica de los procesos históricos, muy diferente al criterio lineal. Por ello dentro de la lógica andina es dable pensar que el futuro se encuentra atrás: es lo ya vivido y lo que se volverá a vivir en un pasado que se encuentra adelante…”.
Deja de leer, levanta la mirada, y observa en el aula un silencio penetrante y profundo.
Mientras Machaca barre el aula con su habitual lentitud, se acerca al escritorio, deletreando… la tapa del libro dice: “…la diversidad asediada, Susz Kohl…”.
Se acerca lentamente al pizarrón y borra con cuidado hasta dejarlo completamente negro.
La Gladis lo espera en la puerta de la escuela, caminan juntos sin hablar, recién comienza la noche. Es hora de otras certezas que vuelan en la cabeza de los que no renunciaron a soñar entre tanto silencio edificante.
(Dicen los escribidores que Machaca desapareció luego de la conquista final de la palabra, sucedida en el centro operacional táctico del número uno).
Unas voces liberadas pronunciaron mensajes encriptados de uno de los comandantes rebeldes desaparecido en combate, decía en la traducción: …Soy Ernesto, tengo recuerdos suficientes como para caer en el olvido sin dolor…. Machaca vuela sin obstáculos en dirección Ocumazo- Ozac - sierras de Sihincal-Londres, cambio y fuera. Y todos los que escucharon advirtieron que en sus corazones, brotaron flores en mitad de la noche….
La Gladis, en cambio, prefirió permanecer a la espera de la pasión de mirarlo.