Ernesto Aguirre
EN LA PLAZA
Y DE NOCHE
APRENDÍ A SILBAR
No habían
talleres de silbido
en la escuela
y
el aire
era
cosa de todos los días
en mi barrio.
(Todavía hoy,
cuando no silbo respiro con culpa)
De“Cuatro cartas para un puntero izquierdo”.