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José Del Frari*

Minería en Jujuy ¿Quiénes somos y qué queremos

“Se puede morir de indigestión tanto como de hambre”
Juan Pablo Pérez Alfonso


                                                         

 


Algo del pasado y del presente

      Con esta frase del patriarca del nacionalismo venezolano y profeta de la recuperación de su petróleo he decidido iniciar este artículo que, como los anteriores plantea buscar en forma  conjunta  alternativas y propuestas al tema minero.
      Expresaba en el articulo anterior: “De la vida he aprendido, entre otras cosas, que para solucionar un problema lo primero es reconocer su existencia y lo segundo buscar el procedimiento más adecuado para enfrentarlo”.
      Planteado esto, hay una situación que se da cuando en Jujuy movilizamos con los “compañeros de la Tupac”, ellos nos indican con claridad meridiana quienes son: la organización barrial Tupac Amaru y que quieren: Educación, Trabajo y Salud.
      Esto que es tan básico y elemental,  en el tema minero no esta tan claro.
      Así estamos los que defendemos la minería a partir de las vivencias propias y después de haber luchado contra el discurso desarrollista de los 70, que sostenía: “la contaminación como el precio a pagar por el progreso”. Lo hacemos “no en forma aislada, sino proponiendo una política de desarrollo económico para la Nación”, buscando desterrar la famosa frase: “hay que achicar el Estado para agrandar la Nación” y pretendiendo instalar una nueva consigna “profundizar la democracia con un Estado fuerte para ser una potencia en el mundo”. Es decir “tenemos en claro porqué lo hacemos y qué pretendemos”.
      Lo hacemos con la misma convicción con la que lo hacía don Horacio Carrilllo en la conferencia patriótica pronunciada en el teatro Mitre, el 24 de mayo de 1.932 en la velada organizada por las maestras de la Escuela Juanita Steven,  donde marcaba con absoluta claridad: “Me ha parecido un deber patriótico aprovechar esta tribuna, que el corazón de las maestras levanta rindiendo homenaje a la Nación libre, grande, henchida de ilusión para exponer las maravillas (mineras) que guarda la Puna. Es un deber de jujeños hacer propaganda de lo que poseemos. Pero también es un deber de jujeños evitar el aluvión de gentes que se pueden llevar  todo sin dejar nada ….”
      O lo hacemos como lo hacía otro desinteresado visionario y también ex director de la Escuela de Minas,  el Dr. Abel Peirano el que no dudó en registrar  la propiedad del distrito minero Agua de Dionisio (conocido  hoy como YMAD) a nombre de la Universidad de Tucumán (UNT) y expresó, en un Mensaje de 1958, su forma de pensar “Debe ser explotado para beneficio total del pueblo argentino. Quien ose entregarlo a grupos reducidos tendrá que dar cuenta al pueblo entero de nuestro país”. A modo de anécdota, compañeros egresados con los que estoy en contacto contínuo, como Cesar Baca (primera promoción de alumnos de la escuela de Minas, 86 años) recuerdan y nos comentan como: “el Dr.” los llevó a hacer una exploración sobre el arroyo de La Viña, “al finalizar preparamos un buen asado pero saben que: no nos acepto la invitación, en cambio el saco del morral “un pedazo seco de algo”,  lo corto y lo comió; el viejo era vegetariano”.
Lo hacemos como lo hacen mes a mes  los docentes y alumnos de la Facultad de Ingeniería de Jujuy, los que a través de su Gacetilla del Área Mina, llevan años en esta tarea de información y  formación  (Hoy en la  N° 104). 

 

Minería si o minería no
      Es mi opinión que: “La duda debe servir como motor y no para paralizar”; por eso es bueno recordar lo que escribió Eduardo Galeano en Las venas abiertas de América Latina “uno escribe para tratar de responder a las preguntas que le zumban en la cabeza, moscas tenaces que perturban el sueño y lo que uno escribe puede cobrar sentido colectivo cuando de alguna manera coincide con la necesidad social de respuesta o despejar interrogantes que nos persiguen desde siempre:¡Es América Latina una región condenada a la humillación y a la pobreza? ¿Condenada por quién? ¿Culpa de Dios, culpa de la naturaleza? ¿El clima agobiante, las razas inferiores? ¿La religión las costumbres? ¿No será la desgracia un producto de la historia hecha por los hombres y que por los hombres  puede por lo tanto ser deshecha?
      Por eso creo que retroceder a la idea de “minería si” o  “minería no”, no es la cuestión de fondo y sí lo es; aclarar la situación o marcar un camino hacia delante.

Algo de historia reciente
      Cuando en los ´90 se empezaba desde los medios de comunicación a “instalar en la sociedad”, las ideas que luego darían lugar al “neoliberalismo salvaje” que vivimos, muchos advertimos con claridad que ese modelo  económico  permitiría a las grandes empresas inmensas ganancias que saldrían de “la reducción de los costos laborales y de la explotación irracional de los recursos naturales”, luchamos en la calle pero no se pudo revertir el proceso ni su marco jurídico (Hoy seguramente lo podremos volver a intentar).
      El modelo de Menem privatizador y de entrega, siguió vigente en “todos” los gobiernos que le sucedieron, los que continuaron trabajando en favor de los procesos privatizadores que han “llevado al extremo esta capacidad de actuar empresarial”; lo que posibilita la sobrevivencia y reforzamiento de monopolios u oligopolios legales, la consolidación de mercados protegidos y el establecimiento de condiciones que aseguran, bajos o nulos riesgos empresariales o la “producción sin medir consecuencias ambientales o contaminación”.

Mala palabra
      La minería hoy (por historia y con o sin fundamento) pasó a ser para muchos “mala palabra”. En esta actividad industrial se quiere hacer recaer todo el peso de: “una falta de política Nacional clara respecto al Proyecto Político Económico de Nación que después de 200 años como  pueblo argentino aún no terminamos de definir”.
      Esta situación se ve favorecida o potenciada en la cantidad de  posturas tan disímiles que como sociedad tenemos sobre el tema y donde descalificar al que no opina como uno es lmoneda corriente.
      Así pues,  los que planteamos “avanzar en este debate” vemos como desde los que adoptan la postura del “no a la minería” como estrategia, se marca claramente que no están dispuestos a dar este debate  y, segundo, atacan y descalifican a los que buscamos instalar el tema con pasión, con fundamento y con alternativas de solución.
      Lo triste es que en muchos casos, además lo hacen esgrimiendo  “sus razones válidas”, las que muchas veces sólo reivindican y profundizan un “no” sin pruebas. Pero aún estos sectores que manifiestan su oposición a la minería lo hacen desde dos posiciones claramente marcadas (dejo afuera de esta consideración y para otra instancia de debate a las ONG ambientalistas y a las organizaciones representantes de pueblos originales).
      Los primeros, y recurro a Galeano para explicarlo sobre la forma de divulgar economía política que llevan adelante algunos sectores manifiesta: “Algo parecido suele ocurrir, con cierta literatura militante dirigida a un público de convencidos. Me parece conformista a pesar de su posible retórica revolucionaria, un lenguaje que mecánicamente repite, para los mismos oídos las mismas frases hechas,  los mismos adjetivos, las mismas formas declamatorias……”
      Lo fundamento sólo con algunos ejemplos, se dice: La minería a cielo abierto consume grandes cantidades de agua: “100 millones de litros de agua por día ha secado ríos, deprimido napas subterráneas y condena a los productores locales a la pobreza”.
      En el caso de Bajo la Alumbrera (la mina más grande en producción en nuestro país) consume una cantidad importante de agua, 50 millones de litros diarios, esta cantidad equivale al consumo de aproximadamente 800 hectáreas de olivo (se debe tener presente que entre Catamarca y La Rioja existen aproximadamente 30.000 hectáreas) menos de 3%.
      Si se lo analiza con referencia a otros usos en la misma región, algodón, viñedos, plantas aromáticas, embotelladoras representa menos del 1%, y no se dice que en Catamarca el cánon de aguas minero es 40 veces mayor que el que pagan otras actividades productivas.
      La minería a cielo abierto esta prohibida en el primer mundo: un solo dato Estados Unidos tiene 32 minas a cielo abierto y dos mixtas con parte subterránea y otra a cielo abierto. Otros países con este tipo de minería son Canadá y Australia.
      El uso del cianuro en minería esta prohibido en el primer mundo: La palabra cianuro lleva consigo la idea de muerte, de allí el legítimo temor de la población; pero en primer lugar el cianuro es muy caro y las empresas lo cuidan tanto como al oro, siendo utilizado en circuitos cerrados que permiten su reutilización, existiendo códigos y procedimientos de manejo desde su producción transporte y utilización final, situación que no se exige a otras industrias.
      Segundo, el cianuro se degrada (se convierte en compuestos benignos) al estar expuesto al sol o a la oxidación; además la exposición prolongada a bajas dosis de cianuro no produce acumulación biológica en los humanos, ni daño perrnanente al medio ambiente.
      Tercero, a diario estamos expuestos al cianuro, a través de ciertas frutas y verduras, de la sal, del humo del cigarrillo, del escape de los vehículos y de la quema indiscriminada de basura.

Críticos y nada más
      El segundo sector fija su posición a partir de una postura de defensa de las ciencias sociales críticas y fundamenta su planteo “en una época en la cual muchos no dudan de convertir a las universidades -tanto públicas como privadas- en verdaderas unidades de negocios. La nuestra es así una apuesta que busca retomar y afirmar el rol crítico que, creemos, debe jugar la universidad pública en la producción social del saber.
      Este planteo puede servir de diagnostico, que podemos o no compartir, pero algunos de los promotores de esta línea de pensamiento, en el fondo dejan una respuesta válida aunque algo oculta cualquier propuesta que se plantee como alternativa o modelo de desarrollo en una sociedad, debe ser informado y sometido a la opinión pública, tal como lo expresan en el libro  Minería transnacional, narrativas del desarrollo y resistencias sociales, Maristella Swampa y Mirta Antonelli, con lo que de su postura de meras espectadoras también asumen la posibilidad de seguir avanzando en el tema ¿tal vez para el próximo libro?. Mientras tanto, como dice el dicho popular: “siembran tormentas que se pueden transformar en  tempestades”.
      En sus comentarios  manifiestan además “Esto parece ser, sin embargo, el caso de nuestro país donde tanto la ciudadanía como los intelectuales y la comunidad universitaria solemos llegar tarde a los debates, cuando la implementación de los modelos de desarrollo se presentan como hechos consumados”. Esto de por si me parece apresurado o por lo menos cuestionable y agraviante hacia el resto de la comunidad (incluida la universitaria)  que sí luchó desde el primer momento .
      Por último, el temor que manifiestan no me parece  lógico que las  coloque en una posición de critica absoluta y no tengan la capacidad de contrastar o considerar los datos, las estadísticas,  las posiciones de lucha de otros sectores de la comunidad universitaria o desde los simples ciudadanos; que desde su experiencia minera o el conocimiento científico buscan y luchan por alternativas superadoras y no actúan como meros espectadores.
      Resumiendo: Dentro del nuevo modelo de minería privada o el prototipo de minería estatal que se puede dar, tiene que haber un lugar para debatir,  mejorar, controlar y potenciar la minería  en favor de todo el pueblo argentino, ya que este accionar debe dejar una clara enseñanza para las futuras generaciones. 

*delfrarijujuy@hotmail.com






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