âSe puede morir de indigestión tanto como de hambreâ
Juan Pablo Pérez Alfonso
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Algo del pasado y del presente
Con esta frase del patriarca del nacionalismo venezolano y profeta de la recuperación de su petróleo he decidido iniciar este artÃculo que, como los anteriores plantea buscar en forma conjunta alternativas y propuestas al tema minero.
Expresaba en el articulo anterior: âDe la vida he aprendido, entre otras cosas, que para solucionar un problema lo primero es reconocer su existencia y lo segundo buscar el procedimiento más adecuado para enfrentarloâ.
Planteado esto, hay una situación que se da cuando en Jujuy movilizamos con los âcompañeros de la Tupacâ, ellos nos indican con claridad meridiana quienes son: la organización barrial Tupac Amaru y que quieren: Educación, Trabajo y Salud.
Esto que es tan básico y elemental, en el tema minero no esta tan claro.
Asà estamos los que defendemos la minerÃa a partir de las vivencias propias y después de haber luchado contra el discurso desarrollista de los 70, que sostenÃa: âla contaminación como el precio a pagar por el progresoâ. Lo hacemos âno en forma aislada, sino proponiendo una polÃtica de desarrollo económico para la Naciónâ, buscando desterrar la famosa frase: âhay que achicar el Estado para agrandar la Naciónâ y pretendiendo instalar una nueva consigna âprofundizar la democracia con un Estado fuerte para ser una potencia en el mundoâ. Es decir âtenemos en claro porqué lo hacemos y qué pretendemosâ.
Lo hacemos con la misma convicción con la que lo hacÃa don Horacio Carrilllo en la conferencia patriótica pronunciada en el teatro Mitre, el 24 de mayo de 1.932 en la velada organizada por las maestras de la Escuela Juanita Steven, donde marcaba con absoluta claridad: âMe ha parecido un deber patriótico aprovechar esta tribuna, que el corazón de las maestras levanta rindiendo homenaje a la Nación libre, grande, henchida de ilusión para exponer las maravillas (mineras) que guarda la Puna. Es un deber de jujeños hacer propaganda de lo que poseemos. Pero también es un deber de jujeños evitar el aluvión de gentes que se pueden llevar todo sin dejar nada â¦.â
O lo hacemos como lo hacÃa otro desinteresado visionario y también ex director de la Escuela de Minas, el Dr. Abel Peirano el que no dudó en registrar la propiedad del distrito minero Agua de Dionisio (conocido hoy como YMAD) a nombre de la Universidad de Tucumán (UNT) y expresó, en un Mensaje de 1958, su forma de pensar âDebe ser explotado para beneficio total del pueblo argentino. Quien ose entregarlo a grupos reducidos tendrá que dar cuenta al pueblo entero de nuestro paÃsâ. A modo de anécdota, compañeros egresados con los que estoy en contacto contÃnuo, como Cesar Baca (primera promoción de alumnos de la escuela de Minas, 86 años) recuerdan y nos comentan como: âel Dr.â los llevó a hacer una exploración sobre el arroyo de La Viña, âal finalizar preparamos un buen asado pero saben que: no nos acepto la invitación, en cambio el saco del morral âun pedazo seco de algoâ, lo corto y lo comió; el viejo era vegetarianoâ.
Lo hacemos como lo hacen mes a mes los docentes y alumnos de la Facultad de IngenierÃa de Jujuy, los que a través de su Gacetilla del Ãrea Mina, llevan años en esta tarea de información y formación (Hoy en la N° 104).Â
MinerÃa si o minerÃa no
Es mi opinión que: âLa duda debe servir como motor y no para paralizarâ; por eso es bueno recordar lo que escribió Eduardo Galeano en Las venas abiertas de América Latina âuno escribe para tratar de responder a las preguntas que le zumban en la cabeza, moscas tenaces que perturban el sueño y lo que uno escribe puede cobrar sentido colectivo cuando de alguna manera coincide con la necesidad social de respuesta o despejar interrogantes que nos persiguen desde siempre:¡Es América Latina una región condenada a la humillación y a la pobreza? ¿Condenada por quién? ¿Culpa de Dios, culpa de la naturaleza? ¿El clima agobiante, las razas inferiores? ¿La religión las costumbres? ¿No será la desgracia un producto de la historia hecha por los hombres y que por los hombres puede por lo tanto ser deshecha?
Por eso creo que retroceder a la idea de âminerÃa siâ o âminerÃa noâ, no es la cuestión de fondo y sà lo es; aclarar la situación o marcar un camino hacia delante.
Algo de historia reciente
Cuando en los ´90 se empezaba desde los medios de comunicación a âinstalar en la sociedadâ, las ideas que luego darÃan lugar al âneoliberalismo salvajeâ que vivimos, muchos advertimos con claridad que ese modelo económico permitirÃa a las grandes empresas inmensas ganancias que saldrÃan de âla reducción de los costos laborales y de la explotación irracional de los recursos naturalesâ, luchamos en la calle pero no se pudo revertir el proceso ni su marco jurÃdico (Hoy seguramente lo podremos volver a intentar).
El modelo de Menem privatizador y de entrega, siguió vigente en âtodosâ los gobiernos que le sucedieron, los que continuaron trabajando en favor de los procesos privatizadores que han âllevado al extremo esta capacidad de actuar empresarialâ; lo que posibilita la sobrevivencia y reforzamiento de monopolios u oligopolios legales, la consolidación de mercados protegidos y el establecimiento de condiciones que aseguran, bajos o nulos riesgos empresariales o la âproducción sin medir consecuencias ambientales o contaminaciónâ.
Mala palabra
La minerÃa hoy (por historia y con o sin fundamento) pasó a ser para muchos âmala palabraâ. En esta actividad industrial se quiere hacer recaer todo el peso de: âuna falta de polÃtica Nacional clara respecto al Proyecto PolÃtico Económico de Nación que después de 200 años como pueblo argentino aún no terminamos de definirâ.
Esta situación se ve favorecida o potenciada en la cantidad de posturas tan disÃmiles que como sociedad tenemos sobre el tema y donde descalificar al que no opina como uno es lmoneda corriente.
Asà pues, los que planteamos âavanzar en este debateâ vemos como desde los que adoptan la postura del âno a la minerÃaâ como estrategia, se marca claramente que no están dispuestos a dar este debate y, segundo, atacan y descalifican a los que buscamos instalar el tema con pasión, con fundamento y con alternativas de solución.
Lo triste es que en muchos casos, además lo hacen esgrimiendo âsus razones válidasâ, las que muchas veces sólo reivindican y profundizan un ânoâ sin pruebas. Pero aún estos sectores que manifiestan su oposición a la minerÃa lo hacen desde dos posiciones claramente marcadas (dejo afuera de esta consideración y para otra instancia de debate a las ONG ambientalistas y a las organizaciones representantes de pueblos originales).
Los primeros, y recurro a Galeano para explicarlo sobre la forma de divulgar economÃa polÃtica que llevan adelante algunos sectores manifiesta: âAlgo parecido suele ocurrir, con cierta literatura militante dirigida a un público de convencidos. Me parece conformista a pesar de su posible retórica revolucionaria, un lenguaje que mecánicamente repite, para los mismos oÃdos las mismas frases hechas, los mismos adjetivos, las mismas formas declamatoriasâ¦â¦â
Lo fundamento sólo con algunos ejemplos, se dice: La minerÃa a cielo abierto consume grandes cantidades de agua: â100 millones de litros de agua por dÃa ha secado rÃos, deprimido napas subterráneas y condena a los productores locales a la pobrezaâ.
En el caso de Bajo la Alumbrera (la mina más grande en producción en nuestro paÃs) consume una cantidad importante de agua, 50 millones de litros diarios, esta cantidad equivale al consumo de aproximadamente 800 hectáreas de olivo (se debe tener presente que entre Catamarca y La Rioja existen aproximadamente 30.000 hectáreas) menos de 3%.
Si se lo analiza con referencia a otros usos en la misma región, algodón, viñedos, plantas aromáticas, embotelladoras representa menos del 1%, y no se dice que en Catamarca el cánon de aguas minero es 40 veces mayor que el que pagan otras actividades productivas.
La minerÃa a cielo abierto esta prohibida en el primer mundo: un solo dato Estados Unidos tiene 32 minas a cielo abierto y dos mixtas con parte subterránea y otra a cielo abierto. Otros paÃses con este tipo de minerÃa son Canadá y Australia.
El uso del cianuro en minerÃa esta prohibido en el primer mundo: La palabra cianuro lleva consigo la idea de muerte, de allà el legÃtimo temor de la población; pero en primer lugar el cianuro es muy caro y las empresas lo cuidan tanto como al oro, siendo utilizado en circuitos cerrados que permiten su reutilización, existiendo códigos y procedimientos de manejo desde su producción transporte y utilización final, situación que no se exige a otras industrias.
Segundo, el cianuro se degrada (se convierte en compuestos benignos) al estar expuesto al sol o a la oxidación; además la exposición prolongada a bajas dosis de cianuro no produce acumulación biológica en los humanos, ni daño perrnanente al medio ambiente.
Tercero, a diario estamos expuestos al cianuro, a través de ciertas frutas y verduras, de la sal, del humo del cigarrillo, del escape de los vehÃculos y de la quema indiscriminada de basura.
CrÃticos y nada más
El segundo sector fija su posición a partir de una postura de defensa de las ciencias sociales crÃticas y fundamenta su planteo âen una época en la cual muchos no dudan de convertir a las universidades -tanto públicas como privadas- en verdaderas unidades de negocios. La nuestra es asà una apuesta que busca retomar y afirmar el rol crÃtico que, creemos, debe jugar la universidad pública en la producción social del saber.
Este planteo puede servir de diagnostico, que podemos o no compartir, pero algunos de los promotores de esta lÃnea de pensamiento, en el fondo dejan una respuesta válida aunque algo oculta cualquier propuesta que se plantee como alternativa o modelo de desarrollo en una sociedad, debe ser informado y sometido a la opinión pública, tal como lo expresan en el libro MinerÃa transnacional, narrativas del desarrollo y resistencias sociales, Maristella Swampa y Mirta Antonelli, con lo que de su postura de meras espectadoras también asumen la posibilidad de seguir avanzando en el tema ¿tal vez para el próximo libro?. Mientras tanto, como dice el dicho popular: âsiembran tormentas que se pueden transformar en tempestadesâ.
En sus comentarios manifiestan además âEsto parece ser, sin embargo, el caso de nuestro paÃs donde tanto la ciudadanÃa como los intelectuales y la comunidad universitaria solemos llegar tarde a los debates, cuando la implementación de los modelos de desarrollo se presentan como hechos consumadosâ. Esto de por si me parece apresurado o por lo menos cuestionable y agraviante hacia el resto de la comunidad (incluida la universitaria) que sà luchó desde el primer momento .
Por último, el temor que manifiestan no me parece lógico que las coloque en una posición de critica absoluta y no tengan la capacidad de contrastar o considerar los datos, las estadÃsticas, las posiciones de lucha de otros sectores de la comunidad universitaria o desde los simples ciudadanos; que desde su experiencia minera o el conocimiento cientÃfico buscan y luchan por alternativas superadoras y no actúan como meros espectadores.
Resumiendo: Dentro del nuevo modelo de minerÃa privada o el prototipo de minerÃa estatal que se puede dar, tiene que haber un lugar para debatir, mejorar, controlar y potenciar la minerÃa en favor de todo el pueblo argentino, ya que este accionar debe dejar una clara enseñanza para las futuras generaciones.Â
*delfrarijujuy@hotmail.com
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