No es de cuento. El fútbol volvió a convocar una multitud en Jujuy. Después de una década, el 23 de Agosto llenó sus tribunas. Unos 20.000 espectadores. (dijeron quienes se animaron al cálculo), le pusieron un marco enfático a Gimnasia-Huracán.
      Todo porque el Lobo había hecho méritos en 10 partidos. Casi impensados méritos. Méritos que sacudieron la modorra del hincha, ya muy acostumbrado a pobres ofertas. En10 fechas del Nacional B que abre la clasificación para el ascenso, Gimnasia estaba solo en el primer lugar de las posiciones (jugó 10, ganó 6, empató 1, perdió 1).
La posición y los números convocaron. El apoyo enfático fue fiesta (incluido el color de los fuegos de artificio) al principio. Pero la fiesta se tornó en derrota. Dos “toques”. Algún error. Una llegada tardía. Un gol. El silencio de los 20 mil, pesado, doloroso. Sonando a mal augurio.
      En fútbol, la desaparición del orden del Lobo. El orden, sustento básico pregonado del equipo de Ferraro, en fuga. El orden, posición correcta de las cosas, en disparada, en huida. La inesperada llegada de la confusión, la perturbación. La aparición indeseable del “pelotazo”. El predominio de la imprecisión. El reinado de la improvisación para el lucimiento del adversario. Para un nuevo silencio (otro gol). Al final, lo inevitable. A pesar del aliento. A pesar del esfuerzo. En el análisis, toda una frustración. Todas las dudas. Desde la euforia bastaron 90 minutos. 90 minutos de fútbol para una dura caída. Una caída de la que, ahora, Gimnasia tiene la difícil tarea de ponerse en pie. Sacudirse. Curar sus magullones. Estos serán menos dolorosos si el amor propio y la confianza alcanza. Son suficientes para volver. Volver a ser. Volver a las fuentes que alimentaron la campaña que convocó a la multitud. Volver al orden... al orden y a la búsqueda del buen fútbol.
      En eso anda el Lobo desde este sábado, a nueve fechas del final. En eso y con un capricho. El de volver a ser puntero. Un afán difícil. Sin renunciar a sus expectativas. Para afianzar sus posibilidades. En el lote de punteros el fútbol que alimenta Jujuy, Gimnasia se debate, se afana, se esfuerza.
      Las dudas, indeseables huéspedes que el Lobo dejó retornar a su reducto en la noche en que había preparado un fiesta, son otra vez las protagonistas de la historia. Para ahuyentarlas, Ferraro y sus jugadores trabajan. La condición de “buen motivador” que se ha ganado el técnico, suma en esta tarea (dicen los hinchas). Ellos creen también en la “entrega” que ofrecerán los jugadores. Apuestan, además, a que lo del lunes 25 en el 23 de Agosto, ante un lúcido Huracán, fue solamente un tropiezo. Una mala noche. Una piedra en el camino. En el largo camino hacia el título. Un título que sueñan.
      Que sueñan a pesar de la nueva caída del sábado 29, cuando en Buenos Aires El Porvenir aprovechó las dudas jujeñas. Las dudas que el golpe asestado por Huracán ha cargado sobre las espaldas de un grupo de deportistas que hacía menos de diez días “tocaban el cielo”.
      El camino será tortuoso. Así lo indica , por ejemplo, la nueva derrota. Una derrota que, a los 39 minutos del periodo final del partido que el Lobo empataba con el porvenir, acercó más los fantasmas. Lo que pudo ser (para ciertos expertos) la rehabilitación ... la vuelta a la buena senda, quedó convertido en otro golpe. Si nadie que cae está vencido, Gimnasia podrá regresar a sus virtudes; retomar fuerzas y encaminar su lucha en el lote de punta del torneo. A nueve fechas de su culminación, el Nacional B tiene, a pesar de los tropiezos, al Lobo como aspirante. Y a una provincia con todas las expectativas vivas. Después de la euforia y la frustración, el Lobo, aunque golpeado, está vivo.