En este número de La Revista hay dos entrevistas que se pueden interpretar bastante más allá de las formas; tanto Eduardo Fellner como el Chuli Jorge, hablan de sus proyectos, destacan propósitos hacia delante, proponen cambios fundamentales y, quizás, fundacionales y la verdad es que son convincentes; el tema se hace más significativo, porque lo más probable es que los dos estén a partir de diciembre, el uno nuevamente en la gobernación y el otro continuando en la intendencia, pero por primera vez en gestiones contiguas.
Si las cosas se dan asÃ, vamos a ver cuestiones novedosas, ya que ambos polÃticos, el uno peronista y el otro radical, comparten aspectos comunes que no se dan demasiado en esta lamentable época de mediocridad polÃtica; tanto Fellner como Jorge tienden al consenso, son inteligentes, formados y un poco ejercen la polÃtica como se hacÃa antes, con criterio de servicio.
El tema es el apoyo, el respaldo, el acompañamiento que puedan llegar a tener de sus respectivos partidos, complicados como están el PJ y la UCR en rabiosas internas, en las que lo ideológico tiene poco lugar, porque casi todo el espacio lo ocupan los intereses y la codicia de los proveedores del estado, la impunidad con la que se mueven algunos funcionarios; la dura y torpe competencia que expresan en sus acciones un montón de dirigentes que, inseguros y carentes de formación polÃtica, usan las trabas, las calumnias y el pisoteo como método hacia adentro y hacia afuera; lo único que les importa es sostenerse, permanecer.
¿O acaso en el PJ se valorarÃa a Fellner hasta casi suplicarle que sea candidato a gobernador sino midiera como mide en los sondeos de opinión? Y si no, dÃganme cuántos de los funcionarios y legisladores fueron elegidos por sus capacidades y experiencia y no por su entidad de parientes o de pertenencia a tal o cuál sector. Se que es muy duro decir estas cosas en una provincia en la que nos conocemos todos, pero el pragmatismo con que estas miserias se fueron instalando tuvo de socio, (intencional en muchos casos, comprado en otros e inducido en los demás), al silencio de los medios. ¿Será hora de poner todas las cosas sobre la mesa para colaborar con los mejores proyectos polÃticos? Al final nos importa a todos, aunque la anomia social impida que muchos se den cuenta.
Cuando Milagro Sala dice, con su estilo sin frenos, que hay un encumbrado dirigente para el cuál la provincia sólo es un cajero automático (no lo nombro porque no quiero más lÃos de los que ya tengo) caben para mà dos reflexiones: sólo ella, con la impunidad que le da la rapidez de sus reacciones, dice lo que todos saben y nadie se anima a expresar salvo en una mesa de confiterÃa o en la intimidad de algún corrillo; y la otra, que son varios de ambos partidos, no sólo uno, para los que Jujuy es nada más que un cajero automático.
Es verdad que nada es fácil, pero también es verdad que la continuidad en la comuna capitalina y del sector oficialista en el gobierno provincial cuentan con muchas cosas a favor, pero para que el 2011 implique un arranque o, mejor dicho, una buena vuelta de tuerca, los cambios tendrÃan que empezar a darse ahora, poniendo a cada uno y a cada cosa en su lugar -¡aunque sea un poco!- cuando hay tiempo de mostrarle a la población que las listas de candidatos no van a ser necesariamente una larga cadena de bichos; que los proyectos y propósitos no son unipersonales sino que cuentan con el acompañamiento y, porqué no, hasta el fervor de gente capacitada y con experiencia.
No estoy pontificando ni dando consejos a nadie, pero de algo tiene que servir esta posibilidad que los dos mejores polÃticos de Jujuy se dispongan a ocupar de nuevo el gobierno y la intendencia. Será interesante ver cómo va actuar en esta instancia la gente de la dirigencia gremial, empresarial, de la cultura, las organizaciones, fundaciones, etc., que siempre está reclamando cambios; se puede entrever un escenario muy diferente, pero va a necesitar de muchas voluntades que comprendan que momentos como éste no tienen devolución, o las cosas salen bien o salen mal.
|