El ingeniero agrónomo Sebastián Fajardo, técnico de terreno del programa Pro Huerta del INTA, comentó en Radio Universidad (programa Domingo Siete) cómo trabajan tanto en zonas urbanas como rurales.
-¿Qué trabajo hace Pro Huerta, no sólo con quienes están en espacio rurales sino también con la gente de la ciudad que empieza con una pequeña huerta en su casa?
-Este programa es nacional, depende del ministerio de Desarrollo Social y del INTA, particularmente yo trabajo en San Salvador. La idea es trabajar con familias e instituciones que quieran emprender algún tipo de huerta orgánica, también algunos animales menores, como las gallinas ponedoras y conejos. Particularmente el objetivo no es entregar semillas o animales, sino que tomamos a estos insumos biológicos como disparadores porque el objetivo primordial es la educación e ir profundizando sobre el tema de la alimentación y de cómo mejoramos nuestra dieta, por eso también la incorporación de huevos y conejos como para también incorporar la proteÃna animal.
-¿Qué tipos de instituciones se acercan?
-La que más se acerca es Salud, nosotros trabajamos mucho con los puestos de salud y con los agentes sanitarios, de alguna manera se complementan los trabajos y a partir de esto tenemos una mayor presencia. Con ellos tenemos una forma dinámica y masiva en poder generar procesos en diferentes lugares, también trabajamos con centros vecinales, con la municipalidad, por ejemplo en donde están los Baños Públicos hay un lugar destinado a un Programa de Huertas; además lo hacemos con la delegación municipal de Alto Comedero, con escuelas y ahà los trabajos van cambiando en función de las instituciones.
-¿Cuánta gente trabaja en Pro Huerta?
-Alrededor de veinticinco en toda la provincia. Hay mucho trabajo, por eso la tarea se apoya en la articulación institucional, porque somos pocos y llegar a todas las huertas de la provincia se hace complicado. En Jujuy somos dos técnicos de terreno, y estoy entregando aproximadamente, por temporada, mil cuatrocientas colecciones de semilla, no veo las mil cuatrocientas huertas, pero sà hay ya un reconocimiento de algunos productores y una escala.
-¿Qué tipos de semillas obtiene la gente?
-Fundamentalmente semillas de hortalizas, en otoño-invierno hay repollo, brócoli, habas, zanahorias, coliflor arvejas, siempre acompaña esta colección de semillas otras de flores, por ejemplo caléndula, porque desde el punto de vista de la producción orgánica, la presencia de flores aromáticas es importante por el tema de la sanidad de la huerta, para prevenir el ataque de insectos malos.
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Caléndulas, para mantener la salud de la huerta.
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-¿Huerta orgánica tiene que ver con no utilizar agroquÃmicos?
-SÃ, fundamentalmente eso, no utilizar veneno para combatir malezas, insectos o para combatir enfermedades como hongos y tampoco queremos utilizar fertilizantes quÃmicos. Una cuestión importante que nosotros damos es la producción de abono orgánico, hay una fertilización natural del suelo con estos abonos.
-¿La gente se acostumbra a esta idea de que no hacen falta los quÃmicos?
-Depende, en general hay una cultura muy fuerte de ir a atacar las consecuencias y no las causas de los problemas, por lo tanto, para esto no hay recetas ni soluciones mágicas, porque es parte de un proceso que tiene su recorrido para que la huerta empiece a funcionar. Y hay una fuerte cultura de la dependencia de los quÃmicos. Soy ingeniero agrónomo y en las universidades esto es parte de una educación unidimensional, de que la única producción posible es la producción con agroquÃmicos, el agronegocio, en donde hay una fuerte dependencia de estos productos, ya tiene que ver con una cuestión ideológica de años, que nos hace generar un único pensamiento y que la única forma de producir es con agroquÃmicos.
- ¿Es más complejo no usar quÃmicos?
-A veces está bueno y es parte de la tarea, si uno no profundiza todo el tema, puede ser que uno diga sólo una parte y no termina de darse una discusión profunda al respecto. Planteo que cuando hacemos una huerta para consumo, resulta hasta irracional tirar veneno en lo que comeremos después, y, paralelamente, la utilización de venenos es un esquema de trabajo que va atado a lo que es el monocultivo, o sea grandes superficies con una sola especie, que eso desde el punto de vista de cómo funciona la naturaleza no tiene nada que ver, y por eso se generan también las desproporciones en ataques de insectos y enfermedades. Cuando uno tiene una producción variada, no sólo tomate, o pimiento o soja, actúan un montón de cuestiones que tienen que ver con la naturaleza y ya no vamos a tener grandes problemas de ataques de insectos y ese tipo de cosas. Pero siempre se ha intentado desde el agronegocio que la producción agropecuaria se lleve a un sistema fábrica. Por ejemplo, pensemos en una zapaterÃa donde entran determinados insumos y salen productos, donde no hay problema si llueve, graniza o hay ataque de plagas, que son variantes naturales que no se pueden dominar, entonces la necesidad de hacer una fábrica del campo lleva a la cultura esta del monocultivo y de una gran cantidad de agroquÃmicos utilizados para la producción.
-¿Qué espacio se necesita para tener una huerta en casa?
-Hay gente que trabaja con macetas inclusive. Tener una pequeña maceta con una aromática en el balcón de un edificio, va generando algo distinto, la utilización de aromática, ya no pensando en la huerta, sino para el consumo diario es importante, como condimento y también es una forma de bajar el uso de la sal con todos los problemas que conlleva. Por supuesto luego hay huertas de mayores dimensiones, pero igual no es privativo tener un espacio enorme.
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