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Jorge Nalvanti/Juan C. Villamea

La democracia y las crisis económicas

      Siempre nos hemos preguntado a través de los tiempos acerca de cuándo están dadas las condiciones para establecer una verdadera democracia en un país. Decimos que a todas las acciones debemos aplicarles el sentido común, pero si todas las personas somos diferentes unas de otras, nuestro sentido común también será diferente frente a una misma acción, y, por lo tanto, el sentido común no será común a todos, tal cual lo requiere este mismo  principio. En definitiva, el sentido común es el sentido que expresan las mayorías en una sociedad.
      Lo que está en nuestra mente, o lo que pensamos, no siempre podrá ser preciso hasta que lo apliquemos y lo experimentemos. A modo de ejemplo, podemos decir que no es lo mismo una imagen fija que una imagen en movimiento y que por lo tanto la imagen variará de acuerdo a las circunstancias.
      Para considerar la existencia de una verdadera democracia inserta en un sistema político debemos cuantificar las distintas variables como un principio de acción y reacción entre las fuerzas concurrentes, pero básicamente una democracia sustentable se articula y está fundada en la libertad, en la libertad total, en el respeto a los derechos de todos, en la justicia y en la defensa del pluralismo inteligible. El derrumbe del Muro de Berlín en 1989 y la caída del régimen comunista de la Unión Soviética en 1990 indujeron a suponer que el pensamiento y las ideologías estaban acabadas, se terminaban para siempre y que en la bipolaridad había triunfado el sistema capitalista liberal. Los acontecimientos de octubre 2008 implicaron una caída brusca de los mercados preanunciando que la crisis hipotecaria nacida en los Estados Unidos se convertiría en la mayor crisis económica-financiera mundial de los tiempos modernos en los países desarrollados. Crisis que aún persiste.
      Las causas fueron variadas y convergieron casi todas en el mismo momento para desatar la crisis: el alza en los precios de los alimentos, de las materias primas y de la energía en general y en particular del  petróleo; el incremento de la inflación en los países industrializados; la falta de crédito y de confianza en los mercados, entre otras. Hoy, todavía nos preguntamos: si en ese momento se trató de la terminación de un ciclo económico –mega ciclo de 50 años-, si lo sucedido fue una crisis económica-financiera o si en realidad fue una crisis de especulación o especulativa  asimilable en la condiciones del libre mercado.
      Para llegar a comprender mejor lo expresado anteriormente, podemos decir que los ciclos económicos son oscilaciones representadas por una suba, seguida de una baja de la actividad económica. Según Burns y Mitchell, “un ciclo económico consiste en expansiones que ocurren aproximadamente al mismo tiempo en muchas actividades económicas, seguidas de recesiones, contracciones y recuperaciones generales similares,  que se consolidan en la fase de expansión del ciclo siguiente. Esta secuencia de cambios se repite, pero no de forma periódica. Con respecto a la duración, los ciclos económicos varían de un año a 7-11 años”.  Esto significa que  el comportamiento de la economía está basado en alzas (plena actividad ) y bajas (recesiones) y que estas recesiones significan una  disminución significativa del nivel agregado a la actividad económica por un determinado tiempo, seguido por una expansión en la producción y la demanda, y, por consiguiente,  el aumento sostenido del nivel de actividad.
      Paul A. Samuelson definió el ciclo económico como “una oscilación de la producción, la renta y el empleo en todo el país, que suele durar entre 2 y 11 años y que se caracteriza por una expansión o contracción general de la mayoría de los sectores de la economía”. Por lo tanto, sin temor a equivocarnos,  podemos determinar que los ciclos económicos son el resultado de las fluctuaciones de diferentes variables  macroeconómicas en las distintas ramas de la economía de un país. Los ciclos económicos se caracterizan por su periodicidad, duración, amplitud, recurrencia, y por su forma. De todas estas  características, tomaremos a los fines del análisis la duración, que consiste en el periodo de tiempo que abarca a un ciclo económico. Si bien es cierto que resulta difícil estandarizar estas oscilaciones por estar sujetas a diferentes variaciones que ocasionan cambios en cualquier instante del periodo de ciclo y que también son recurrentes,  podemos clasificar los ciclos de acuerdo a su duración: a) Los ciclos cortos: de 3 a 4 años; b) Los grandes ciclos: de 7 a 11 años y c) Los mega ciclos: de 50 a 60 años.
      Los ciclos cortos o de Kitchin son los que se pueden establecer por una duración aproximada de 40 meses (3 años y 4 meses). Estos ciclos cortos también se llaman pequeños. En ciertas circunstancias la conjunción y sumatoria  de tres ciclos cortos de duración de unos 40 meses cada uno conformaría un ciclo grande.
      Los ciclos grandes, también llamados comerciales o de Juglar, son los que cuentan con una duración de 7 a 11 años y se caracterizan por presentarse en crisis sucesivas en estos periodos y producen grandes variaciones en la actividad comercial (demanda) interna y/o externa.
      Clement Juglar fue el primero en referirse a los ciclos comerciales y determina que existen sólo tres fases o etapas: prosperidad, crisis y liquidación. Este tipo de ciclos es evidente que se da por la aparición periódica de crisis y si profundizamos el análisis de Kitchin, podemos inferir que la aparición de sucesivos ciclos de duración  pequeña, dan una pauta a la formación de un ciclo grande, comercial o de Juglar. Dentro del ciclo comercial, generalmente los ciclos cortos ocurren por interrupciones en la fase de expansión del mega ciclo.
      Los mega ciclos, o los llamados  ciclos de ondas largas o de Kondrantieff, se refieren a los ciclos económicos de aproximadamente unos 50 años de duración, los cuales son parte de un proceso dinámico.  Como una explicación a la existencia de estos  megaciclos, Spiethoff, Wicksell y Schumpeter  dicen  que sus causas se deben a las diversas innovaciones, a la explotación de nuevos recursos, a la colonización o las modificaciones tecnológicas aplicadas. Wantrupy sostiene que se deben a las guerras y revoluciones  y Cassei, Warren y Pearson, a las fluctuaciones que se producen por diversos motivos en la producción.
      Ahora bien, las oscilaciones o fluctuaciones económicas son de diferentes tipos, y Estey las ha clasificado en seculares, estacionales, cíclicas y esporádicas. Las tendencias seculares son movimientos que se caracterizan por durar en un prolongado periodo de tiempo con respecto al ciclo económico, son continuos,  pertenecientes a cualquier actividad. Se pueden dar,  debido al incremento de la población, eficiencia económica o por un crecimiento gradual de la riqueza.
      Las fluctuaciones estacionales son las que se presentan en un año durante el periodo estacional, referidas exclusivamente a las estaciones del año. Tenderán a afectar un grado importante en la actividad económica producida; son impredecibles y de aspectos convencionales de acuerdo a las variaciones en el periodo de cada estación, como por ejemplo en invierno, se producirá  la suba de los comestibles frescos, frutas y hortalizas y en  el verano, debido a las vacaciones y a la afluencia de turistas, se producirá en  determinadas zonas el encarecimiento de  los productos  por la mayor demanda y caso contrario se producirán bajas en las ventas en las zonas de mayor movilidad.
      Los ciclos se caracterizan por tener fases repetitivas en su contracción y expansión. Si bien es cierto que estas oscilaciones se diferencian de movimientos continuos, los mismos se repiten en un tiempo fijo. Estos son los que  efectivamente se reconocen como ciclos económicos. Las fluctuaciones esporádicas son las que se caracterizan por ser regulares debido a diferentes perturbaciones externas a la actividad económica de cada país. Podemos incluir en este rubro las fluctuaciones accidentales tales como huracanes, terremotos, maremotos, elecciones, guerras, etc.
Dentro de un proceso dinámico, como es la economía, y si consideramos que los ciclos económicos son parecidos a una sinusoide, podríamos decir que en su punto máximo se encuentra la prosperidad, al descender la misma, la declinación, correspondería  a un periodo de recesión, y el punto más bajo sería la contracción. Al subir vendría el periodo  de recuperación, luego al ascender llegaríamos de nuevo a la cúspide donde encontraríamos la prosperidad y así sucesivamente. La especulación financiera, recientemente, también ha generado  sucesivas crisis,  lo que ha determinado diferentes ciclos económicos. El mejor ejemplo de especulación financiera  moderna podemos demostrarlo a través de las distintas crisis petroleras que ha sufrido el  mundo, y, principalmente, la ocurrida en el 2008, en pleno desarrollo de la globalización.
      Ya  en el capítulo I, página 13 y subsiguientes, de nuestro libro Regionalización del Noroeste Andino. Ensayo para su Discusión1,  junto a Juan Carlos Villamea hemos desarrollado la historia, el alcance y los peligros que podría acarrear la globalización como herramienta del desarrollo de la economía a nivel mundial. Vemos que no nos hemos equivocado.
      Si analizamos, con anterioridad los precios a los que llegó el petróleo en el 2008, veremos a través de su secuencia que hay periodos de estabilidad y un relativo congelamiento y periodos de alza de precios que no justifican esta suba, ya que las condiciones de stock, reservas, y tareas de prospección, básicamente se mantuvieron estables.
      El desarrollo de los altos precios tomó como referencia varios parámetros, entre ellos, que el petróleo era un commodity, energía no renovable y por lo tanto agotable. Por otro lado, debe considerarse que recién en 1982 la OPEC (Organization of de Petroleum Exporting Countries) fijó sus  cuotas de producción, siendo las mismas controladas por los  países que se encontraban dentro de esta organización en su calidad de productores y a la vez de exportadores asociados.
      Para la determinación de los precios convergieron las componentes de diversas variables: una de ellas se  produjo  por aspectos geopolíticos, tales como la Guerra de los Siete Días; la revolución de Irán y la caída de Sha; la invasión de Irak a Kuwait; el comienzo de la Operación Tormenta del Desierto; la caída de las Torres Gemelas; la invasión de Irak por parte de los alineados; el cierre del mayor campo petrolero de los EE.UU., para culminar  durante en  2007 con  la rebaja de las reservas de este mismo país.
      Entre 1986 y 1999, los precios se mantuvieron entre 20 y 30 dólares el barril, salvo un pico producido por la operación Tormenta del Desierto, mientras que la economía en ese mismo periodo creció velozmente a razón del 5-6% anual  En este periodo hubo, por lo tanto, una especie de congelamiento de los precios frente al crecimiento de la economía en los países industrializados. Luego de esto, los mercados  tomaron  esta distorsión como justificación para elevar los precios.
      Debemos considerar que a finales del siglo XX el petróleo se constituyó en la base energética de la sociedad industrial moderna y debemos pensar que también  este rubro  seguirá siéndolo en el presente siglo, no obstante la búsqueda de energías renovables y limpias y la política mundial de protección al medio ambiente.
      Para llegar a comprender mejor cómo se produjo la crisis mundial del petróleo en 2008, podemos decir que de 147 dólares el barril en julio, luego cayó a menos de 40 dólares en diciembre del mismo año. ¿Cómo fue posible semejante rebaja en un periodo de tan  sólo seis meses? La respuesta es que la suba y la caída fue sólo producto de la especulación de los mercados de los precios a futuro. Hoy, dos años después los precios están alrededor de los 100 dólares el barril.
      A  continuación se detalla la variación de precios y la influencia de distintas alternativas,  desde 1970 hasta el 2008.
-1970 El precio del petróleo de Arabia Saudita se fijó en 1,80 dólares el barril
-1974 Cuando se produce el embargo de la OPEP, durante la Guerra de los Siete Días, el barril supera los 10 dólares.
-1979 Se produce el segundo shock petrolero, durante la revolución Iraní, y el barril supera los 25 dólares.
-1980 La guerra entre Irak e Irán produce la suba los precios a más de 30 dólares, llegando casi a 38 dólares a comienzos de 1981.
-1990 Entre fines de setiembre y comienzos de octubre, el barril se cotiza por encima de los 40 dólares, volviendo a bajar después de un año a 30 dólares.
-2001 Termina el año por debajo de los 20 dólares.
-2003 El precio se acerca a los 40 dólares en las semanas anteriores a la invasión del territorio.    
-2004 (mayo) supera el  precio de 40 dólares.
-2004 (setiembre) Los “mercados se preocupan por el abastecimiento”. El precio llega a 50 dólares.
-2005 En el mes de junio está en 60 dólares.
-2005 A fines de agosto el huracán Katrina sacude la zona petrolera del Golfo de México y el barril se cotiza por encima de los 70 dólares.
-2007 Existe preocupación por  las reservas petroleras estadounidenses. El precio supera los 80 dólares.
-2007 En el mes de octubre: 90 dólares.
-2008 Debido a los conflictos nigerianos y a una nueva baja de las reservas norteamericanas, el barril se cotiza  brevemente por encima de los 100 dólares.
-2008 En marzo de ese año el barril comienza a subir para compensar la devaluación del dólar, frente a las otras monedas alcanzando los 111 dólares. Enseguida cae por debajo de los 100.
-2008  En abril debido a la baja de las reservas de los EE.UU., de la devaluación del dólar frente al euro (1 euro/ 1,60  dólar), la producción regular de la OPEP y el crecimiento y la demanda China,  el barril llega a los 115 dólares
-2008 En el mes de mayo llega rápidamente a los 135 dólares.
-2008 El 6 de junio llega a un nuevo record de 139, 12 dólares el barril.
-2009 En julio llegó a 147 dólares el barril y luego se produjo la caída del precio internacional.

      Lo expresado anteriormente demuestra claramente, que, debido principalmente a factores exógenos y a la especulación de los mercados es que se produjo la volatilidad de los precios.

El comportamiento  de los alimentos a nivel mundial
      Desde la crisis del 2008, los alimentos llegaron a su precio internacional más alto en los últimos treinta años y durante el 2010 superaron ampliamente los del 2008, llegando  aumentar en este último año, en términos generales, más de un 30%, mientras que los cereales aumentaron su precio promedio en un 60%. Los que más aumentaron fueron también en el último año: el trigo, maíz y azúcar entre un 73% y 75% cada uno de ellos. La constante demanda mundial de alimentos en estos años, no sólo se ha concretado en cantidad sino también en calidad de las comidas. La oferta debió garantizar la demanda urbana cada vez más creciente de mejores alimentos y más carne, a la vez  que cada persona  requiere  ingerir el equivalente a más de 2100 calorías, que son las que el organismo necesita diariamente.
      Las demandas crecieron  básicamente por la incorporación de India y China en los mercados internacionales de consumo, en el crecimiento vegetativo mundial, en la aplicación y desvió de la producción de ciertos alimentos a los biocombustibles, además, maíz y soja para consumo animal –carne de pollo, cerdo y vacuna principalmente-  y por la especulación financiera instalada en  el sistema  productivo básico alimentario y de comercialización de los alimentos y del  petróleo. Hoy podemos asegurar que la venta de los commodities a futuro, pasa a veces por más de treinta intermediarios, que van subiendo los precios. Es la “nueva” forma de invertir, no solamente  de los “fondos buitres”.
      Los inversionistas se vuelcan al mercado y si las tasas bancarias de interés son negativas frente a la inflación, se resguardan en el oro, en el petróleo (oro negro), en las materias primas y en los alimentos – commodities -. De allí que no sólo los pecios suben por la creciente demanda sino también por la especulación  de los inversores. Este tipo de crisis instalada a partir del 2008 ha sido denominada, la crisis de los países desarrollados, por los analistas internacionales, ya que los dineros especulativos se encuentran allí, y las consecuencias se observan en los países más ricos del mundo. Los efectos económicos que se sienten en los países de Europa y en los EE.UU., son tan profundos, que ponen en tela de juicio entre la gente, las virtudes de la democracia. Los recientes sucesos de Madrid, Barcelona, Roma y  Atenas, son evidentes. La sociedad no se conforma con elegir a los representantes de los tres poderes del Estado, con las posibilidades que les brinda el sistema de elegir y ser elegidos, además quiere mantener una participación activa en la toma de decisiones que afecta a su bienestar.
      Estos movimientos,  como “los indignados” no tienen propuestas ni líderes y no saben lo que quieren, pero es lógico y aceptable que así sea, ya que no se les puede pedir que de repente, a estos movimientos espontáneos y juveniles de amplio espectro   económico y social,  brinden soluciones, cuando a éstas mismas soluciones no supieron encontrarlas los políticos, los profesionales (economistas) y los gobiernos. La gente no quiere resignar el bienestar logrado. Entonces vemos, que la voluntad expresada en las urnas no se traslada adecuadamente a las instituciones democráticas. Es así que el 15 M – Movimiento nacido en Madrid- expresa que los políticos “no nos representan”. También  es cierto que la  representación de las mayorías a través del bipartidismo (P.P. y PSOE, a los que yo los llamaría los verdes oscuros y los verdes claros  por ser ambos de neto corte capitalista) le ha dado hasta ahora una innegable estabilidad al sistema democrático. De todas formas es bueno aclarar que las decisiones cruciales ya no las toman los ciudadanos, ni sus gobiernos, sino los diversos agentes económicos internacionales.
      Es así que el nivel de especulación  está dado por los diversos agentes económicos transnacionales,  llamados “los mercados” y por lo tanto habrá que tener en cuenta,  por el grado de especulación financiera que producen estos mercados y los ajustes que se realicen  en lo sucesivo como resultado de las crisis, que éstas podrían convertirse en un estado de “excepción permanente”. Lo que está ocurriendo con los precios de los alimentos favorece a la economía global de la Argentina, por el flujo de las exportaciones, pero produce una distorsión  de los precios en el mercado interno.
      Con el otro ojo debemos mirar hacia el resto del mundo y tomar conciencia como país productor de alimentos de que existen más de 1.200 millones de personas que están bajo la línea de pobreza o que mueren anualmente de hambre.
      El mayor desafío que tiene nuestro país es desarrollar todo su potencial en la producción de alimentos por tratarse de uno de los sectores más competitivos  y dinámicos de nuestra economía. El Gobierno  además de contar con el Programa de Nutrición y Alimentación Nacional (Ley 25724), Plan Nacional de Seguridad Alimentaria, conjuntamente con la Asignación Universal por Hijo y el Plan Pro-huerta del INTA,  deberá fijar aun otras políticas públicas o políticas de estado y consensuar con la oposición para poder sostener, financiar y adecuar en forma transparente los precios destinados al consumo interno de alimentos, para no agudizar aun más la posibilidad de una crisis interna.
      Las crecientes necesidades de alimentos que padecen algunos sectores de la sociedad así como las carencias  de la población en un mundo globalizado podrían  llevar a una mayor fragmentación de la sociedad en el futuro. La señal de peligro está instalada y el Gobierno deberá  obrar con mucha cautela en la toma de decisiones internas inmediatas. Resumiendo: el Estado deberá garantizar la seguridad alimentaria de toda su  población, sin entrar en antinomias y deberá  evitar a toda costa generar falsos enfrentamientos entre los diversos sectores de nuestra sociedad. Debo recordarles que la Argentina sufrió un proceso galopante de extranjerización de su economía. Primero por las privatizaciones y luego por la  venta de las empresas nacionales, debido esto también a los fondos especulativos, a sabiendas de que los alimentos constituyen  hoy y a futuro un refugio para sus inversiones. Es así que entre 2003 y 2009 casi el 50% de las exportaciones fue realizado por 70 empresas extranjeras y en 2009, 117 de las 200 firmas más importantes del país – sin incluir las empresas de carácter financiero o del sector agropecuario- eran también extranjeras.
      Para concluir  este análisis quiero transcribir lo publicado en Regionalización del Noroeste Andino2, por tratarse de un problema de actualidad que sintetizaría lo expresado en el artículo:            “Creemos que uno de los problemas más graves de la Globalización, es que la política se ha subordinado a la economía y que las actividades productivas e industriales están sometidas a la constante exacción económica de la actividad financiera especulativa. Estas actividades que son realizadas por el hombre para mejorar el nivel de vida de la raza humana, están dejándolo en la realidad fuera de la escena, marginándolo y sumiéndolo en la  pobreza que más absoluta.
      La  historia nos enseña que cuando las reglas económicas generan grandes tensiones sociales, éstas terminan sucumbiéndolo, ejemplos de este tipo sobran. Esto, probablemente, vuelva a suceder  y de ser así, nos tendrá que encontrar en condiciones  políticas y económicas  que nos permita estar a la vanguardia de los nuevos cambios. 
      De todas formas, la realidad es la que tenemos enfrente nuestro y el hecho de que analicemos lo que está sucediendo en el mundo es una forma de encontrar una estrategia  que nos permita mejorar nuestra posición en el concierto  de las naciones y que si bien no creemos en el fin de las ideologías, creemos que hoy  es  la hora del pragmatismo”.

El próximo gobierno y lo que habrá que arreglar de octubre a diciembre de 2011
      A  la luz de los recientes acontecimientos, caso Schoklender, Milagro Sala, INADI  y las contrataciones que se realizan en las provincias y en los municipios en materia de obra pública, con fondos nacionales, con adicionales significativos de mayores costos de obra y de actualización de los precios, “casualmente” siempre  asignados  a  las mismas empresas, deberán realizarse los controles respectivos en el sistema actual de “Descontrol del Estado”.  Esto no puede esperar al próximo Gobierno. Esto tiene que ser ya. Ahora, porque sino… seguiremos… Mmmmmm. ¡Creo que Uds. me entienden!
      El que suceda a este Gobierno, o si se autosucede, deberá sincerar la economía interna, comenzando por la transparencia en la adjudicación de la obra pública, en las contrataciones y en los subsidios que no sólo ocasionan malestar en el interior del país, por estar casi exclusivamente destinados a la provincia de Buenos Aires y a Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), sino también por el oscurantismo y la falta de control de su asignación.
      Entre los principales ajustes impostergables que tendrán que hacer, podemos señalar:
a) Actualización de las tarifas eléctricas, de gas, de agua. En estos servicios esenciales en las provincias se paga el triple que en CABA y en los municipios del Conurbano Bonaerense.
b) Actualización de las tarifas de transporte automotor de pasajeros, trenes y subterráneos de pequeña, mediana y larga distancia. En provincias se paga el triple que en CABA y en el conurbano Bonaerense.
c) Tarifas de combustibles: Los precios deberán ser menores en las provincias en donde se extrae el petróleo y no en el Conurbano y en la Capital, como es ahora.
d) Cesación de los subsidios de los combustibles al campo.
e) Conclusión de los reintegros a particulares o empresas privadas por todo concepto.
f) Reducción del gasto público.
g) Frenar la fuga de divisas. En el primer semestre 2011 se fugaron 6.000 millones de dólares, la misma cantidad que durante todo el año 2010. Esto se logra con confianza. Confianza en las reglas del país, en los mercados y en el gobierno.
h) Acceso a los mercados de créditos internacionales. Consecución de inversiones genuinas destinadas a la producción y el desarrollo.
i) Encarar una reforma que brinde excelencia al colegio público, en todos los niveles educativos.
Estos son algunos puntos significativos, pero lo que deberá hacer el Ejecutivo es realmente un programa de gobierno que contemple a todos y que contenga a todos los sectores de la sociedad. El objetivo es evitar el estallido.
      Como primera tarea legislativa, el Congreso, junto con el gobierno nacional y los provinciales, deberán determinar un nuevo sistema de distribución de coparticipación federal de impuestos, asignándole a cada provincia lo que legítimamente le corresponde.
      Podemos decir que en la actualidad, de la totalidad de los impuestos e  ingresos que recibe  Nación por todo concepto (impuestos coparticipables, no coparticipables, derechos aduaneros y  otros más), a las provincias, en los 23 distritos,  y CABA sólo se les asignan aproximadamente un 25 % de lo recaudado. Mientras la Nación recibe más del  75%. Esta distorsión ocasiona una dependencia total por parte de las provincias y la capital, del gobierno nacional.
      En efecto,  el gobierno nacional maneja “la caja” discrecionalmente y si es hacia las provincias “amigas”, mejor. Hoy tenemos un gobierno nacional rico y provincias pobres y este avasallamiento lo ejerce  el poder central en materia económica,  para alinear políticamente aun a los que no están de acuerdo con sus políticas. En ese sentido y en  muchos otros, hoy carecemos de federalismo y podríamos decir, por lo tanto, que carecemos de democracia.
      Para comenzar a otorgarle, en principio, un sentido federal al Estado, éste tendrá que  modificar también en el Congreso Nacional, la Ley de Sociedades, de todo tipo y el Código de Comercio, para que las empresas tributen sus impuestos nacionales, provinciales y municipales, donde se originan las materias primas y materiales, donde se transforman o despachan los productos  terminados de fabrica, donde tengan mayor cantidad de personal ocupado, etc. La  ley deberá prever asimismo que éste será  el lugar de comercialización de los productos y por ende la  residencia de la empresa, a todos los fines, domicilio legal, registro comercial. Todo deberá unificarse en un solo domicilio real, donde se tributarán todos los impuestos, en cuentas específicas. A estos efectos, las personas físicas, los directores y/o el directorio deberán  tener el mismo domicilio real. Para ponerlas en un plano de igualdad, asimismo deberá derogarse el Decreto 1853/93 que les permite a las empresas extrajeras recurrir a tribunales arbitrales internacionales ante conflictos, cuestión que les está vedada a las empresas nacionales.
      Hoy tenemos un déficit institucional que suele pasar inadvertido y que es la ausencia de mecanismos de control por parte del Estado que permitan detectar anomalías  muy costosas y evitar que se sigan repitiendo. El estado debe ejercer el derecho y también la obligación de controlar los pagos y erogaciones que realiza. Deberá volverse al régimen de rendición de cuentas a partir de un sistema mejorado y agilizado de un Tribunal Administrativo de Cuentas, dependiente del Poder Ejecutivo y donde anualmente  serán  presentadas para su aprobación  las cuentas por el  Poder Judicial de la Nación y/o por  Poder Judicial de las Provincias según sea el caso. Algunos pueden exigir transparencia y justicia en todos los actos de Gobierno, además de eso,  yo pido y apelo al sentido común.

Notas:
1-Nalvanti, Jorge y Villamea, Juan Carlos (2010). Editorial Ideas Nuestras.
2-Op cit, pág. 19.






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