Marchen las críticas despiadadas, que se escuchen a los destructores de siempre, que levanten la cabeza los que hasta ahora se guardaron la bronca al ver que el jugador de su equipo no dejaba todo en la cancha. Que también hablen los que por amar tanto a su club, nunca dijeron nada, salvo algunos insultos en cada partido que no les gustaba o que les parecía que no había habido suficiente garra.    

      Que pasen de una vez, la mesa está servida, el Lobo se va a la “B” para el regocijo de los que siempre juegan en contra, que no son sólo hinchas.
      Lamentablemente en la edición anterior no nos equivocamos cuando dijimos que la agonía del Lobo era inminente, las últimas derrotas y la escasa suma de puntos no ayudó para que el equipo siguiera siendo de primera.
      La dirigencia sabe que la autocrítica deberá ser muy fuerte al reconocer errores que, de una vez por todas, no tienen que repetirse, “cuando un jugador como Carranza que hace 10 goles por campeonato, se va, lo tenés que reemplazar por otro igual o mejor”, ese fue mi pensamiento y el de muchos que se dieron cuenta que el défícit de Gimnasia pasa por los goles. La dirigencia que trae jugadores a conveniencia de la situación financiera del club, no arriesgó y no aprendió del torneo pasado en el que se salvó de milagro.
      El año anterior Gimnasia se quedó en primera gracias a una serie de resultados que, en esta oportunidad, a pesar de que faltan algunos puntos en juego, es imposible soñar. Ni esperanza le queda al Lobo, es el peor equipo de la tabla general; en la sumatoria de los dos campeonatos, tiene la defensa más goleada, posee en contra la falta de efectividad en la red contraria y para colmo todos los rivales a los que va enfrentar se levantan dos fechas antes de jugar con él.
      Los árbitros de los que ya adelantamos algo en la entrega pasada, ven a Gimnasia como descendido hace varias fechas y les da lo mismo si le cobran una o varias en contra, con tal ya está descendido. Es cierto que en el mundo futbolístico se conspiró en contra de Gimnasia, y que algunos fallos llevaron de a poquito al hundimiento final, también es verdadero.
      La historia puede ser analizada desde varios aspectos, el primero y principal pasa por los dirigentes, que convengamos que en Gimnasia tienen una forma particular de conducir. Sea el técnico que sea, a los jugadores también los eligen los dirigentes y en eso perdemos desde el arranque, porque los integrantes de la Comisión saben lo que cuesta mantener al club, entonces esa dirigencia tratará de ahorrar lo máximo que pueda, y ahí está el error. Con esto quiero decir que Gimnasia de Jujuy se reforzó mal, no trajo jugadores adecuados, especialmente delanteros de jerarquía, no apuntó a chicos de las divisiones inferiores que uno no entiende porque quedan libres tan rápido y después son figuras en otros lados.
      Gimnasia, a través de su dirigencia, participa demasiado de la elección de jugadores y el dirigente es dirigente; el técnico está ahí porque sabe, más a allá de que Labruna quiso darles unas buenas vacaciones a los Franco, Lima, Montenegro, Calandria y otros más que ni siquiera vale la pena nombrarlos. El técnico que se tuvo que ir y ahora triunfa en Belgrano, sufrió la falta de goles; se fue Labruna, llegó Arzubialde y pasó lo mismo, los goles no están y sin la máxima satisfacción del fútbol no se puede sobrevivir. Gimnasia es menos peligroso que todas las amenazas juntas de Luis D’Elia, juega bien, gira mucho, toca y toca, pero los partidos se ganan con goles y el equipo ahora de Arzubialde al igual que el Labruna no los tiene ni los tuvo. Insisto, a esta dirigencia se le pueden reconocer muchos aciertos, como por ejemplo mantener una institución tantos años en primera o seguir vigentes en el fútbol argentino, con un déficit menor y hasta con superavit, pero en la medida que estos dirigentes opinen sobre la llegada de algún que otro jugador, estamos en el horno.
      El técnico que se quede en Gimnasia, deberá hacer respetar su pensamiento, pida mucho, poco o nada, pero que sea lo mejor y si es necesario escarbar en las inferiores, bienvenido sea. Volver será difícil y más cuando la competencia en el fútbol nacional es feroz, pero atrás hay dirigentes que mantienen una institución firme, que delegarán la responsabilidad futbolística en los que saben. Así llegará el 9 tan esperado, o el 10 que se necesita, así se marcharán los innecesarios y buscarán hacer la diferencia en otros clubes; en fin así se quedarán los que realmente sientan la camiseta y estén a dispuestos a pelearla en la B o en donde sea.
      El descenso duele, el momento es duro, pero a veces no hay mal que por bien no venga; el cachetazo que sacude a todos, puede convertirse en la reacción que hoy por hoy el equipo no tiene. El desgano de las últimas fechas del Lobo Jujeño es una señal de que la historia está marcada, que el final se viene, que la lucha deberá arrancar en pocos meses en una categoría que entrega mucho menos dinero que la primera. Porque también aquí hay que contar los pesitos y las entradas serán muy pocas en esta, aunque confío que la dirigencia seguirá trabajando para que, por ejemplo, el apoyo del gobierno no merme o los sponsors no se caigan.
      La cosa no pasa sólo por lo futbolístico, es mucho más, por ejemplo los hinchas violentos, los que arrojan bombas y a Gimnasia le cuestan 12 mil pesos de multa, los incidentes entre los capos -dicen ellos- de las barras, como no se van ellos al descenso ¿no? Pero no, esos se van a quedar, ojalá sea para alentar, porque de todos los hinchas también dependerá la historia, que deberán hacer pesar en la cancha con la presión de un grito, un insulto, y nunca con violencia, con la violencia que hemos visto.

      En ésta última parte me quiero dedicar a los jugadores y el cuerpo técnico actual. Es cierto que no vienen de ahora, que Arzubialde no los contrató, que Gimnasia necesita ganar ahora como hace uno o dos campeonatos, pero en la elección de los jugadores el “Arzu” también se equivocó. Si querés ser protagonista y cuando las papas quemas, el doble cinco no va; el juego del técnico en algunos partidos fue mezquino, porque en lugar de poner a Mateo, Ramasco, Iuvale, tres volantes de contención juntos, debió haber generado más juego con Luna, Busse, Gómez y compañía. Basta del doble cinco cuando un equipo necesita resultados, no sirve porque al final en lugar de defender con tres como decís, te arrinconás con cinco en el fondo, con las bajadas de los carrileros.
      La improvisación que tiene el técnico es un verdadero problema, no es simple. El ejemplo más claro fue el partido ante San Lorenzo, dura derrota por 3 a 0, en donde nos dieron el empujoncito que faltaba. Con todos los resultados puestos de los otros partidos en contra del Lobo, Arzubialde debió apostar al triunfo y, sin embargo, llegó pocas veces, gracias a Busse y Gómez, y encima, después, improvisó con Ladino por derecha teniendo a Montenegro que toda su vida jugó como volante por ese sector. No hubo agresividad pero tampoco hubo picardía y así estamos en el horno más que nunca.
      Claro que también la falta de compromiso de algunos players y el escaso sentimiento por la camiseta que visten, es temible y preocupante; la gente despidió del 23 de Agosto a sus jugadores, con un contundente cantito “que se vayan todos”. Es la bronca del hincha que impotente se resistía a creer que el equipo se va a la B. Sólo un milagro podrá salvar al Lobo, la historia está completa, queda muy poco por hacer en primera, sólo esperar volver cuánto antes.     Gimnasia es un grande del interior y deberá ser protagonista pronto para recordarle a sus simpatizantes cómo se gana siempre, se empata algunas veces y se pierde casi nada. El error de estos jugadores es que a algunos les da lo mismo ganar, empatar o perder, y en esa costumbre de perder, siempre perder, la reacción no aparece nunca; ojalá que esta vez nos acostumbremos a ganar y a ver goles.
      Gimnasia puede barajar y dar de nuevo en poco tiempo, pero con muchos cambios y renovando casi en su totalidad el plantel; con jugadores idóneos en sus puestos, con otros que amen la celeste y blanca y con dirigentes que sólo se dediquen a negociar los pases y no a elegir jugadores. Claro, será fundamental apostar en serio si se quiere volver ya, no vaya a ser cosa que también se nos haga una costumbre perder en la B.