Que no nos gane el desánimo
Ernesto Altea
El enfrentamiento entre gobierno y campo encerró al paÃs en una situación polÃtica cuya salida, cualquiera sea, dejará serias heridas en la sociedad. No importa el origen social ni la ideologÃa, lo cierto es que cada uno de nosotros se siente impelido a tomar posición por algún bando, reeditando las historias de unitarios versus federales, Rosas-Urquiza, peronismo-antiperonismo, etc. Porque desgraciadamente, hasta el más desprevenido ciudadano se da cuenta que desde el gobierno nacional se está trabajando para fracturar nuevamente a la sociedad en amigos y enemigos, buenos y malos, nosotros y los otros. Otra vez.
Esa manera de hacer polÃtica se sustenta en el desconocimiento, en la creencia de que los argentinos necesitamos que nos indiquen lo que debemos pensar, que no podemos tener opiniones propias diferentes de las del poder. Sin embargo, creo que hoy Argentina no es lo que fue y la mayorÃa de los ciudadanos hemos aprendido a tomar nuestras propias decisiones, por lo que presiento enormes dificultades para los tiempos que se vienen. Pero los resultados serán bien diferentes de los de otrora. Los argentinos de hoy aspiran a un paÃs que les permita aprovechar las oportunidades de mejorar su vida educándose, teniendo acceso a la salud, al trabajo, a la seguridad, a la información, al consumo dentro de una democracia más participativa, donde votar no signifique entregar carta blanca para que los elegidos hagan lo que les venga en gana; donde ser mandatario signifique cumplir los compromisos con los mandantes, no imponer sus propios criterios a cualquier costo.
¿Cómo repercutirá esto en Jujuy? No lo sé. Nuestra provincia tiene una dependencia enorme de la Nación porque sabemos, desde allà se manejan los recursos de los que dependen más de 50 mil familias de empleados públicos, más otras tantas que viven de los planes sociales. Aproximadamente la mitad de los jujeños dependen para sobrevivir del humor de los gobernantes nacionales. Por lo tanto, al gobierno provincial no le queda otra alternativa que tratar de mantener buena relación con la Nación. Nos guste o no, esto es asÃ.
¿Qué podemos hacer los jujeños para que esto cambie? Lo primero es preguntarnos si realmente queremos que cambie, o si nuestros intereses personales, sectoriales, partidarios o lo que fuera son prioritarios y nos conviene una provincia con más del cincuenta por ciento de pobres, con bolsones de riqueza. Porque si pensamos que asà estamos bien, debemos saber que nos condenamos a seguir retrocediendo, consolidado esta pobreza estructural que arrebata el futuro de tantas personas. A lo mejor, el partido de nuestros afectos seguirá ganado elecciones, pero a la mayorÃa de los jujeños les irá cada dÃa peor, como ocurre desde hace varias décadas.
Pero si en cambio creemos que para tener una provincia mejor tienen también que mejorar las oportunidades de los demás, entonces habremos dado el primer paso para construir una sociedad más equitativa. La base es crear condiciones para que todas las personas tengan acceso a una educación adecuada que los forme para aprovechar las oportunidades de trabajo que brinda el mundo moderno, que tengan acceso a la salud, que Jujuy vuelva a ser un lugar seguro donde se pueda vivir sin tener que estar siempre a la defensiva.
Los que desde nuestra niñez tuvimos la suerte de recibir esos privilegios, tenemos la obligación de esforzarnos y devolver a la sociedad para que otras personas también puedan beneficiarse. Ningún paÃs grande se construye sin grandeza. Y como del paÃs central sólo recibiremos migajas, como hasta ahora, creo que debemos redoblar el esfuerzo para que el aporte que hagamos individualmente se multiplique y podamos ver sus resultados positivos.
Por ejemplo, cuando desde los medios nacionales nos preocupan por la falta de carne, apoyémonos en nuestras fortalezas y consumamos producción local de llama u oveja, cuyas bondades son harto conocidas y los precios accesibles. Recordemos que nuestra provincia tiene todos los climas por lo que siempre hay verduras de estación de buena calidad a costos razonables. Dejemos de lamentarnos por el estado de nuestras ciudades y empecemos a mejorarlas pintando el frente de nuestra casa y cuidando no arrojar basura en cualquier parte.
Pongamos horizonte a nuestros proyectos, miremos el largo plazo para fijar objetivos que contribuyan a construir una sociedad más equitativa, menos vulnerable. A pesar de las dificultades que enfrenta nuestro paÃs, estemos o no de acuerdo con alguna de las partes en conflicto, prioricemos Jujuy, que es el lugar donde vivimos y viviremos. Edifiquemos nuestro espacio local y regional pensando en el beneficio del conjunto, que de él emergerán las oportunidades. Sólo una sociedad educada, que tiene objetivos claros de largo plazo y que se esfuerza por incluir a todas las personas, podrá vivir en armonÃa y desarrollar sus potencialidades.
Si perdemos tiempo lamentándonos por lo que ocurre y nos limitamos a recibir lo que quieren darnos, estaremos condenados a la mediocridad, la pobreza y el desencuentro. En cambio, si no nos dejamos ganar por el desánimo y aportamos ahora mismo nuestro esfuerzo, estaremos construyendo juntos una sociedad mejor.
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