Si uno tuviera que asociar un color con las palabras que utilizan los polÃticos de Jujuy, ese color deberÃa ser el gris de los hospitales. Casi todos los funcionarios públicos se expresan con una medianÃa que se parece a una expresión enferma. Fulano es del partido; con mengano se puede; gestión pepito; zutana diputada; XY se la banca, el suertudo al gobierno, el patrón al poder: he aquà un listado incompleto de la poética de la mediocridad jujeña.
Todo lo anterior sirve para contextualizar la sorpresa que cualquier lector siente cuando lee las expresiones del senador Guillermo Jenefes que aparecieron en la edición impresa de ServiPren del 29 de junio del corriente. La entrevista fue realizada por Rosario Agostini, quien muy hábilmente logró que el polÃtico citado salga de la monotonÃa expresiva de la clase polÃtica.
La parte más colorida es cuando el senador (y empresario) le contesta a la senadora (que tuvo sus primeros minutos de fama en el canal de adivinen quién) Liliana Fellner. Ella habÃa afirmado, según su actual compañero de bancada y otorgador de espacio televisivo, que no se precisa ser dueño de un medio para dedicarse a la polÃtica.
Jenefes afirma que es polÃtico porque se ha ganado su lugar, aunque no precisa cómo fue la construcción de ese espacio. Digo esto porque no sabemos, por ejemplo, cuándo perdió el pelo: si ocurrió en su militancia en la juventud peronista o en alguna de las luchas sindicales o en la clandestinidad contra la dictadura. Tampoco sabemos cómo fue su inserción en la opinión pública de manera tal que el pueblo (¿se acuerdan de esta palabrita?) decidiera darle su apoyo. Aval que, sin dudas, lo tiene.
En los dos últimos párrafos de la entrevista, Jenefes demuestra que las palabras crÃticas de Liliana Fellner le llegaron a la másmédula del corazón y, en consecuencia, pega duro. Expresa que el espacio que él ganó es similar al que también se ha ganado âLiliana, que es Fellnerâ. Repite cuatro veces la fórmula que incluye el nombre de pila de la senadora o alguna referencia (âella, senadoraâ) seguido del apellido magnánimo de esta provincia.
Según el entrevistado, la senadora âha sido una luchadora de la culturaâ y que el lugar donde luchaba era un espacio que él le habÃa cedido. Allà nació su âpasión por la cultura y sus aportes a la provinciaâ. El poder, lo sabemos, se puede ejercer de muchas maneras. Quizás, la más común sea por medio de la dominación; es decir, cuando alguien tiene la dependencia de otros. Es evidente que la mayorÃa de los polÃticos que supimos conseguir ignoran otras formas de poder como aquellas que brindan autonomÃa para que todos estemos mejor. Para no dar tantas vueltas: existe el poder de dominación y existe -aunque lo veamos poco- el poder del servicio. Ãste último significa garantizar los recursos para que todos ganemos en autonomÃa y cambiemos la injusta realidad en la que vivimos.
Releo lo que escribà y me doy cuenta que soy tremendamente aburrido. Que no puedo ni siquiera aproximarme a la atractiva nota de Agostini, a quien envidio por su capacidad para descubrir oro en medio del barro. Y, debo reconocerlo, envidio muchÃsimo más a nuestros senadores no por el lugar que bien se ganaron, pero sà por su militancia incuestionable y por el lugar que tienen en la historia de la cultura de Jujuy.
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