Laura Barberis
Qué quieren que les diga. La polÃtica y nuestra sociedad están imposibles y, la verdad, dan ganas de salir corriendo. Se ha puesto medio insoportable la cosa. Es que ese es el problema, se trata de una cosa. Me acuerdo del cuento de Cortázar, aquél donde el pulóver se lo iba devorando al hombre que se lo querÃa sacar, cuento que se me mezcla en la memoria con el de la casa tomada, asociación que no requiere de demasiado ingenio interpretativo; está a la vista. La cosa es demasiado grande, compleja y difÃcil. Ocupa las cabezas, las conversaciones, los lugares de trabajo y en los que vivimos. La cosa está en la calle.
Es voluminosa, fusiforme y viscosa. No se puede hablar de mejor o peor. Tan solo es otra variante, imprevista y probablemente de temer; lo que pasa que hay gente, como yo, que siempre creemos que ya se tocó fondo y ¡por fin! iba a empezar la mejorÃa, iba a haber algún proyecto que valiera la pena, iba a pasar algo que mejorara el presente y alentara el futuro. Pero no, más allá de toda suposición, la ingenuidad, el optimismo, las ganas impidieron los razonamientos lógicos, ignoraron que dos más dos son cinco y que lo peor siempre prevalece.
Tampoco es para morirse, simplemente hay que aguantarse y recordar que âde vuelta la burra al trigoâ es lo lógico, lo que corresponde, lo que tenÃa que pasar, lo que pasó tantas veces.
En un mundo donde el poder real hace oÃdos sordos a las advertencias por el deterioro del planeta; donde la peste, la guerra, la injusticia, la enfermedad y el absurdo campean como siempre, como hace cinco, diez o veinte siglos, lo que pasa en la polÃtica jujeña y en la Argentina, casi no tiene importancia en un análisis amplio. Pero vivimos aquÃ. Es lo que nos pasa. No hay otra que sentir bronca y desilusión. Una vez más, la decepción.
En notas anteriores expliqué porqué creÃa que era mejor que Fellner, más allá o más acá de sus cualidades y defectos en la gestión, pudiera tener otra mandato, a pesar de la correcta lógica que dice que es mejor que nadie pueda repetirse por más de dos perÃodos. Le temÃa al revolcadero que se iba a armar. Y el revolcadero se armó. Serán los miedos, la ambición sin control, los abusos, los temores a las pérdidas, pero sobre todo la codicia y la falta de polÃtica, la gran ausente es la polÃtica en el barrial que se armó -y sólo estamos al principio-. Realmente creo que lo mejor es irse a la casa, porque esta transición es muy dura, difÃcil; no se aguanta. Empezó, y sigue, atentando contra la gobernabilidad y con mucha rapidez se le suman tantos factores âde embarreâ que cuesta enumerarlos de una vez.
El panorama no necesita sutilezas para evaluarlo. Sólo hay que describirlo literalmente. Sin metáforas: los que aún tienen la sartén por el mango sólo creen en las encuestas como mecanismo para armar las listas ganadoras, listas que amontonarán, salvo alguna excepción, inútiles, sospechados de corrupción, idiotas útiles y pocos, muy pocos polÃticos. ¡Pero hay que conformar a los opuestos! Y bueno, mejor me voy a mi casa. ¿O Jenefes y Segura, en el PJ, son opuestos en cuanto a lo que representan y aspiran? No lo son. Tienen el mismo tipo de intereses y los espacios de poder que disputan ¡en el Partido de Martiarena (José Humberto, claro está) y Snopek! poco tienen que ver con la doctrina y los hechos del peronismo. Por estos dÃas pareciera que el peronismo entero es solo el reacomodamiento de posiciones en función de esas dos personas. Barrionuevo va a tener que cargar con toda la cosa y encima con derivaciones como la reelección de Martiarena. Sin palabras. A lo mejor alguno de estos dÃas se produce algo diferente. Algo. Encantada me desdeciré.
Por su parte, la UCR jujeña tiene una fascinación constante con lo que pasa en el peronismo. Gerardo Morales está como hipnotizado por la dinámica del Justicialismo local. De lo único que habla es de la interna del PJ, de sus candidatos, de si sirven o no; participa activamente a través de los medios de lo que hacen o dejan de hacer. Para nada representa y define proyectos, aspiraciones, posibilidades especÃficas de su partido, que es el Radical. Públicamente, por lo menos en Jujuy, sólo se ocupa del peronismo. No le dice a la sociedad lo que quiere o imagina que se puede hacer desde la UCR. Sólo explica todo el tiempo lo que hacen los peronistas. Es como la resolución del teorema del absurdo. Borges dirÃa âel espejo nunca lo refleja, algo maldito en su destino le muestra siempre al otro.â También me desdeciré con gusto.
Los otros partidos están a la espera de con quién van a reunirse electoralmente y se advierte sin dudas que no convencen a la gente, aunque fuera, aunque sea verdad que buscan acuerdos programáticos. Porque hablando en serio, hasta ahora, de propuestas y programas, nada. Ni los grandes ni los chicos. Por ahà se enuncian algunas cosas, se rescatan otras, se pondera la planificación y el debatamos sobre qué provincia queremos. Pero debate, ninguno. Planificación, tampoco. Aunque sólo hagan lo que pueden, aunque no sea intencional, hay como un generalizado insulto por la inteligencia del pueblo jujeño.
En cuanto a Unión por Jujuy y su propuesta de debatir y hablar de lo que le pasa a la gente tampoco se nota convocatoria. Rubén Daza dice que es porque la mayorÃa de los medios no les da cabida. Puede ser. Pero ya se ha visto que la gente reaccione más allá de cualquier lÃnea editorial. Es que tiene como algo desvitalizado y la información, que sà circula, sobre cierto tipo de reuniones, donde también se quiere mezclar el agua con el aceite, decepciona de entrada porque contradice cualquier purismo ¿o también están persiguiendo solamente mejores posibilidades electorales para llegar?
Si a todo esto le agregamos que el sindicalismo estatal ha perdido los brÃos y la credibilidad que supo tener y que los gremios privados recién desde el año pasado, y sólo algunos, comienzan a recuperar lentamente sus fueros, a hacer algo, a decir cosas, arrasados como fueron, peor que cualquier otro sector, por el menemismo. Y le agregamos la difÃcil y vergonzoza cuestión de la CTA, ATE y las varias y diversas fracciones de la CCC. Y le agregamos el miedo y la anomia social de la mayorÃa del pueblo. Y le agregamos la inseguridad que, digan lo que digan, no deja de crecer. Y le agregamos el desinterés generalizado, hágame caso, váyase a su casa.
Si Ud. cree que me agarró una loca depresión, se equivoca. Sin soberbia, veÃa venir este revolcadero y creo que es mejor quedarse en lo de uno, hasta que escampe. A lo mejor, con suerte, dentro de un mes estoy escribiendo entusiasmada porque algunas de nuestras desgracias, aunque sean unas pocas, empiezan a regenerase. Porque para todos, cualquiera sea su pertenencia polÃtica, es una desgracia lo que pasa en el PJ, en la UCR y en los otros partidos.
El que se vayan todos no resultó, asà que nos vayamos nosotros.
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