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Jorge Nalvanti

Abismo y pragmatismo en
los tiempos de la globalización

Jorge Nalvanti


      El mundo está viviendo una de las peores crisis que ha dado la historia en to­dos los terrenos. Las causas, a juzgar por la agudización de las diferencias entre países cada vez más ricos y países cada vez más pobres son producto de la globalización como ideológicamente está concebida, esto ha carcomido los cimientos de las sociedades ya que la acumulación de capital cada vez se concentra en menos manos lo que produce una pauperización de las clases medias y una mayor pobreza de los que menos tienen.

      Las soluciones son de difícil pronóstico; seguramente, estamos a las puertas de una nueva corriente de pensamiento que proponga diversas formas de tratar las cuestiones económicas, sociales, religiosas, etc. Esto es, una filosofía que, necesariamente tendrá que responder a los crecientes problemas por los que atraviesa la actual generación a la que el liberalismo, como único modelo conceptual, no soluciona, sino que profundiza cada vez mas.
      No obstante, creo que tanto en los países desarrollados como en los sumergidos sé está tomando una real conciencia de la gravedad de la situación. Es alentador que los países del primer mundo busquen soluciones, pero también es impe­rioso que los subdesarrollados reaccionen, so pena de convertir la amenazante y temblorosa paz social en un con­flicto de imprevisibles consecuencias a medida que los países del norte acentúen sus diferencias con los del sur.
      Si antes de la caída del muro de Berlín, los conflictos se enmarcaban en la lucha de clases apuntando a la toma del poder por medio del proletariado, hoy la lid se reemplazo por los que tienen trabajo contra los que care­cen de el, o mejor dicho los que están fuera del sistema contra los que están dentro, hoy este he­cho es global esta sucediendo en todo el Planeta, inclusive en los países mas desarrollados, y asistimos a los primeros síntomas de las cada vez mas abundantes reacciones sociales producto del descontento que produce las grandes diferencias sociales.
      La caída del comunismo, como antimodelo del liberalismo, produjo que la ideología triunfante acelerara la imposición del modelo económico en el mundo, esto no es nuevo; y se encuentra intrínsecamente en la raíz misma del liberalismo, así como la fase superior del Capitalismo es el imperialismo, también quedo al descubierto que la fase superior de este es la Globalización de los países subdesarrollados, y decimos que es así ya que la libertad de comercio se les impone a los países pobres mientras que ellos siguen protegiendo sus productos manufacturados por medio del arancelamiento y sus productos agrarias por medio de los subsidios a sus productores. (Hübner escribe que no se debe comprender globalización en primera línea como expansión regional sino el rasgo de la globalización económica es la profundización de relaciones del mercado capitalista). Si bien esto se venia perfilando desde la culminación de la segunda guerra mun­dial, la contraposición del Bloque Comunista impedía la profundización del modelo ya que como vemos ahora se intensificarían las diferencias sociales. Esta seria amenaza del comunismo en Europa obligo a las economías capitalistas a ponerse a la defensiva y adoptar una mentalidad solidaria global para enfrentarlo lo que provoco el nacimiento del mercado común europeo; por otro lado y como resultado del aporte de la tecnología a la producción, se abarataron los costos de los bienes lo que produjo un mejoramiento en la calidad de vida de las personas.
      No obstante, aun si admitimos que la globalización es un fenómeno nuevo, caracterizado por las crecientes relaciones económica de todos los países, no existen razones para que este nuevo estado de cosas, cuyo impulso viene dado por el desarrollo de las fuerzas productivas, afecte negativamente la promoción de un mundo donde el conjunto de los habitantes del Planeta se beneficiaran con las mejorías económicas y de mejor nivel de vida conseguido por el hombre a través de la historia.
      Pero evidentemente lo que precipito toda esta transformación es sin duda la informática y la velocidad de los transportes  “Por primera vez en la historia de la humanidad, todo se puede hacer en cualquier parte y vender donde se quiera”, esta cita de Lester C. Thurow, como ninguna otra, alerta sobre la capacidad de la tecnología y los transportes para optimizar las ganancias empresariales, objetivo fundamental del capitalismo, consistente precisamente en minimizar los costos e incrementar al máximo los ingresos. La fidelidad sentimental a alguna región geográfica del mundo no es parte del sistema.
      En efecto, basta tener en cuenta el desarrollo del sistema financiero. La movilidad de los capitales, combinada con la informática y las comunicaciones, han convertido al mundo en un centro financiero único, con masas enormes de capitales desplazándose y especulando, aterrizando en los países que mejores intereses pagan y escapando de esos paraísos cuando ya no pueden seguir desangrándolos en su economía
      El discurso sobre la globalización está muy puntualizado. Algunos acentúan que la globalización es un fenómeno ambiguo con efectos positivos y efectos económicos y sociales negativos. La discusión se caracteriza por mezclar todo, especialmente las ideologías. El término globalización no es neutral sino que significa en su lado bueno: modernización y en su lado negativo: imperialismo. Algunos pensadores vanguardistas, que ven un proceso enteramente positivo de progreso económico y social, innovación técnica, productos diversificados, acceso libre a la información y libertad cultural están enfrente de marxistas, liberales, multiculturales y conservadores que ven la destrucción de tradiciones locales, subordinación de las naciones pobres a las más ricas y una homogeneización de la cultura y la vida diaria.
      La globalización que se impuso en el mundo parte de premisas que aparentemente no serian objetables como ser libre comercio, interacción económica y productiva y por sobre todo mas democracia, estas variables tomadas como verdades demostradas por los ideólogos de la globalización no siempre se comportan como estos quieren a juzgar por los resultados obtenidos en la década de los noventa.
      El libre comercio, que se les impuso a los países subdesarrollados no tuvo su contrapartida en los países del primer mundo, ya que la Comunidad Económica Europea, EE.UU, Canadá etc. protegen su actividad agrícola ganadera destinando ingentes sumas de dinero a subsidiar esta actividad, al igual que protegen sus industrias arancelando su importación cuando así lo consideran necesario. En cuanto a la interacción económica y productiva, a los países que se encuentran en vías de desarrollo, le es imposible contar con industrias de ultima generación puesto que para ello es necesario inversiones importantes y los créditos a los que se acceden son el doscientos o el trescientos por ciento mas caros que a los que ellos acceden y por ultimo las débiles democracias de los países tercermundistas tienen un largo camino que recorrer para lograr una democracia madura, participativa, representativa y perdurable en el tiempo.
      Más de nueve años después de la entrada en vigor del Acuerdo de Marrakech, que dio origen a la Organización Mundial del Comercio, la gran mayoría de los países miembros reconoce la importancia de su buen funcionamiento para la regulación de las relaciones económicas internacionales. La OMC ha facilitado la resolución de conflictos comerciales mediante la cooperación entre países con fines de beneficio mutuo y, en consecuencia, ha contribuido a crear un marco de reglas comerciales más estable y predecible que las existentes en el pasado. La creciente utilización del mecanismo de solución de controversias por parte de los países en desarrollo demuestra la importancia de una participación activa en la defensa del sistema de normas para arbitrar conflictos comerciales.
Sin embargo, hay serias discrepancias sobre la distribución de los beneficios derivados del acuerdo. Los mayores beneficiarios del proceso de liberalización del comercio de bienes y servicios han seguido siendo los países desarrollados.
      En primer lugar, estos países consiguieron reducir el costo del ajuste de los sectores agropecuario y textil, gracias a la autorización de prolongados períodos de transición a mercados más abiertos y competitivos. Además, aplicaron distintos grados de flexibilidad a las disciplinas relativas a las políticas agrícolas y ciertos tipos de industrias; extendieron el alcance de las normas del GATT sobre productos, para que pudieran aplicarse también a los derechos de los agentes privados (empresas), y lograron incorporar al sistema multilateral de comercio las áreas en las que tienen una sólida hegemonía tecnológica, incluida  la protección de los derechos de propiedad intelectual. Aunque no existen acuerdos específicos sobre protección de la inversión y defensa de la competencia, consiguieron tambien, que en los compromisos sobre inversiones, subvenciones y comercio de servicios se otorgara trato nacional a las empresas transnacionales. Asimismo, consiguieron estabilidad jurídica para la liberalización de algunos sectores y modalidades de prestación de servicios, entre otros los financieros, los de telecomunicaciones básicas, el comercio electrónico y los productos de tecnología de la información. En cambio, a pesar de los compromisos adquiridos, la apertura de los sectores de interés para las exportaciones de los países en desarrollo no sólo avanzó con lentitud, sino que además ha ido acompañada de medidas que socavan obligaciones asumidas con anterioridad y de nuevas formas de proteccionismo.
Esta asimetría en los beneficios y los limitados avances logrados desde los años sesenta en materia de trato especial y diferenciado llevaron a los países en desarrollo a solicitar con insistencia la realización de una nueva ronda de negociaciones comerciales, en las que se hiciera hincapié en las áreas de particular interés para ellos.
Estas premisas terminaron siendo las variables que ayudaron a las economías primer mundistas que allá por los inicios de los noventa estaban estancadas en su crecimiento y con una gran cantidad de mano de obra desocupada, por consiguiente los países del tercer mundo al liberar sus mercados y comprar por un menor precio artículos industriales, terminamos comprando en realidad mano de obra y al tener monedas casi o mas fuertes que el dólar en realidad exportamos dólares baratos para que ellos subsidien la actividad agrícola ganadera con lo cual tiran abajo los precios de los comodities de países como el nuestro. Es tan perverso el sistema de la globalización para los países subdesarrollados como lo fue en su momento la dependencia con Inglaterra que nos legara la famosa generación del ochenta.
      Es posible, entonces, caracterizar la globalización como un estado superior del capitalismo, siendo uno de sus rasgos mas destacados el importante papel que han adquirido las corporaciones multinacionales. Estas constituyen la base de la economía mundial, siendo las que mantienen en su poder los resortes fundamentales para el control (ciencia y tecnología) y concentran el poder real con que se manejan los destinos del mundo.
      Las empresas multinacionales acaparan los sectores más importantes de la producción, las inversiones y el comercio mundial. Y por medio de las fusiones y alianzas concentran cada vez mas los sectores financieros - productivos elevando su poder mucho mas allá de las que tienen los  gobiernos nacionales.
Las empresas multinacionales que existen en el mundo (poco mas de 35.000.) manejan el 70% del comercio mundial, y más del 40% de las transacciones internacionales de mercancías y servicios se realiza entre multinacionales, además controlan el 75% de las inversiones mundiales. Son los primeros tomadores de mano de obra en el mundo, y por lo general son monopolios u oligopolios a escala mundial siendo sus lugares de origen, EEUU, Japón y la Comunidad Europea.-
      Esta importancia económica a nivel planetario les permite tener una gran influencia política a nivel Internacional. En diversos países imponen a los gobiernos sus políticas económicas y financieras, siendo muy pocos los países desarrollados o no que pueden oponerse a sus decisiones, es así que las desigualdades entre los estados Norte-Sur a crecido en todos los ordenes, la proporción entre la renta por habitantes de los países mas ricos y los mas pobres que por los años 60 era de 30 a 1 hoy ya es de 70 a 1.
      El que analicemos estas cuestiones en forma critica no quiere decir que no adhiramos a la economía de mercado no dudamos que esta es una  herramienta poderosa para crear riqueza. El capitalismo ha demostrado su dinamismo y ha elevado los niveles de vida de manera excelente, aunque despareja es cierto pero sabemos que las políticas sociales justamente son las que tienden a corregir esas disparidades.
      Si bien es cierto que la apertura comercial trae beneficios enormes, las ganancias no se reparten equitativamente entre ricos y pobres, ni llegan todas a la vez; es por ello necesario que los estados nacionales subdesarrollados intenten acceder a acuerdos comerciales mas justos, en esto tiene gran incidencia las áreas económicas como el MERCOSUR con mayor peso especifico para las negociaciones de esta índole. La mayor responsabilidad recae en los países ricos: la protección de sus mercados con barreras arancelarias cuesta a los países en vías de desarrollo más de U$S 100.000 millones por año, lo que es el doble del monto de la asistencia exterior que las naciones ricas otorgan a sus vecinos pobres.
      El proteccionismo de los países ricos se mantiene como problema pese a todo, y la historia apunta a que empeorará durante el actual período de declinación económica. Intereses proteccionistas estrechos, aunque poderosos, en los países industrializados lucharán (como lo demuestran a pesar de la OMC) con todos los recursos a su alcance para resistir la mayor liberación del comercio. Como señala el Banco Mundial, algunos países ganan y otros pierden; Los términos de intercambio entre productos básicos y manufacturas tienen una importancia capital, tanto en el desempeño macroeconómico de corto plazo como en las posibilidades de crecimiento de los países en desarrollo. En la década de 1950, Prebisch y Singer formularon la hipótesis de que los términos de intercambio tenían una tendencia secular al deterioro. Esta hipótesis ha sido estudiada en profundidad desde entonces, “y a pesar de su cuestionamiento tanto  teórico como empírico se ha demostrado fehacientemente que entre los años 1900 y el 2000, los términos de intercambio de los productos básicos, con la excepción del petróleo, han sufrido un deterioro tal que actualmente representan menos de la tercera parte de lo que representaban antes de 1920. Esto equivale a una disminución anual de -1.5% en los últimos ochenta años” CEPAL.
      Otro problema que es de muy difícil solución es que a pesar de que la región ha logrado aumentar su participación en los mercados mundiales y en la atracción de inversiones extranjeras, los encadenamientos productivos de estas actividades han sido débiles. Más aún: el empleo cada vez más frecuente de bienes intermedios y de capital importados, ha dado origen a una desarticulación de las cadenas productivas nacionales de innovación establecidos en la etapa anterior de desarrollo, y éstos no han sido sustituidos por otros. Además, la participación regional en las actividades del comercio internacional, sobre todo las que tienen un alto contenido tecnológico, ha sido baja  A su vez, las reducidas balanzas comerciales han contribuido a que las necesidades de financiamiento externo sigan siendo altas, aun en contextos recesivos. En este marco de insuficiente arrastre de los sectores dinámicos y de lento crecimiento económico global, la heterogeneidad estructural de los sectores productivos se ha acentuado: actualmente hay muchas más empresas de nivel mundial, muchas de las cuales son subsidiarias de empresas a transnacionales, en tanto que una proporción creciente del empleo se concentra en actividades informales de baja productividad, sector en el que se han generado siete de cada diez nuevos empleos en las áreas urbanas latinoamericanas en el último decenio.
      Toda estrategia de desarrollo en la era global debe tener como pilares, pactos sociales sólidos y democráticos que garanticen la estabilidad política; legalidad jurídica que confiera seguridad en los contratos privados, y la conformación de una burocracia estatal y provincial que ejerza imparcial y eficientemente la administración estatal. Pero además de estos factores básicos para un clima de inversión, también son necesarios las convicciones de una sociedad para ejercer algunas políticas macroeconomicas  destinadas a reducir los riesgos económicos de un país en vías de desarrollo, facilitando la inversión productiva priorizando actividades con mejor valor agregado de acuerdo a sus riquezas naturales.
      Por otra parte hay que implementar políticas sociales activas, especialmente en educación, y capacitación laboral, para desarrollar la competitividad en cada actividad, y por ultimo una política de protección al medio ambiente, a fin de evitar la degradación de las regiones que soporten la mayor actividad productiva.
      Dentro de la planificación estratégica hay que tener en cuenta también las tremendas asimetrías financieras, económicas, productivas y científicas que existen entre los países del primer mundo y los subdesarrollados, ya que estas variables son determinantes a la hora de solicitar créditos para emprender actividades productivas sin el conocimiento científico necesario.
Estas actividades necesarias para mejorar el perfil de la nación en la competitividad comercial de la aldea global, no tienen un modelo de validez universal, hay si una cantidad enorme de teorías algunas que dieron excelentes resultados y otras no tanto de todos modos lo que sirvió para un país puede que no sirva para otro.
      En nuestro país, uno de los errores cometidos fue fomentar por los organismos de crédito internacional y de las burguesías nacionales el imponer la máxima liberalización de los mercados, este error nace de pensar que la integración relativamente exitosa del mundo global, va de la mano de la liberalización de los mercados. Pero ignorar estrategias muy exitosas que han estado basadas en diversas articulaciones entre el mercado y el estado, actuando este de moderar económico, evitando de esta manera graves traumas producidos cuando se liberan los mercados en forma automática seria desconocer realidades que no se pueden negar a la hora de pensar las estrategias.
      Creemos que uno de los problemas mas graves de la globalización es que la política se ha subordinado a la economía y que las actividades productivas e industriales están sometidas a la constante exacción económica de la actividad financiera especuladora. Estas actividades que son realizadas por el hombre para mejorar el nivel de vida de la raza humana, esta dejándolo en la realidad fuera de la escena marginándolo y sumiéndolo en la pobreza mas absoluta.
      La historia nos enseña que cuando las reglas económicas generan grandes tensiones sociales, estas terminan sucumbiendo, ejemplos sobran. Esto, probablemente, vuelva a suceder, si así es, nos tendrá que encontrar en condiciones políticas y económicas que nos permita estar a la vanguardia de los nuevos cambios. 
      De todas formas la realidad es la que tenemos enfrente y el que analicemos lo que está sucediendo en el mundo es una forma de encontrar una estrategia que nos permita mejorar nuestra posición en el concierto de las naciones, si bien no creo en el fin de las ideologías, entiendo que hoy es la hora del pragmatismo.






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