Laura Barberis
¿Se acuerda de aquella serie de la TV blanco y negro, Hay 8 millones de historias en la gran ciudad? Asà se llamaba ¿no? Lo concreto es que eran episodios semanales que mostraban crÃmenes, atracos, secuestros y otras iniquidades y entre delincuentes y detectives desarrollaban una historia completa, resolución y todo, en algo menos de una hora. Desde ámbitos tan distintos como una oficina de ejecutivos en un piso 35 hasta un circo que habÃa ido a parar a una playa de estacionamiento abandonada; desde una escuela primaria a la que sólo concurrÃa gente de color hasta la academia de baile para señoritas de la alta sociedad, pasando por bares, clubes, negocios internacionales, gente común y no tanto. Eran realmente muchas, muchÃsimas y variadas historias de libretistas realmente muy imaginativos o quizás sólo buenos observadores.
En esta pobre ciudad de San Salvador de Jujuy, sin futuro previsible, también hay ocho millones de historias, no tanto de delitos entre bailarinas, ejecutivos, circos y rascacielos. No hace falta ningún guionista extraordinario para describirla, a sus habitantes y las miserias de distinto orden -de muchos distintos órdenes- que transcurren cotidianamente; cualquiera de nosotros puede hacerlo mirando las cosas que pasan y las que dejan de pasar y describiéndolas sencillamente.
Los servicios son un asco, pero nos fuimos acostumbrando. La ineficiencia y la corrupción pudieron más que las protestas, las convocatorias a audiencias públicas y los reclamos institucionales. Los vecinos se fueron cansando y siguieron con sus vidas, cuya calidad es cada vez peor, pero de a poco, y de tanto pegar en penca, dejaron de oponerse a viajar como ganado en jaula, a cualquier hora y precio. Se fueron callando y aceptan la esquizofrénica situación de caerse en los baches hasta caminando, mientras por la pantalla de TV explican que las calles están lisas como pistas de patinaje y que muy pronto cientos y cientos de otras calles van a estar asfaltadas. Nos dicen que las obras mÃnimas en los barrios ya están hechas y que si los vecinos no las ven ni las tocan, es culpa de la gestión anterior y también de San AgustÃn. Se anuncian proyectos faraónicos como el del campus universitario o el de la metrópolis turÃstica y durante el transcurso de las conferencias de prensa -en las que los periodistas invitados son sólo aquellos que tienen instrucciones para no hacer preguntas, salvo alguna y alguna vez, de carácter chupa medias y aprobatorio- digo, en esas ruedas informativas se advierte qué realmente se cree que estamos en Ginebra y la estamos mejorando; eso en siquiatrÃa tiene un nombre pero en nuestra abandonada Capital de eso no se habla y sabe porqué, porque la polÃtica hoy en dÃa es una dinámica de transacciones, se trata de operaciones de compra-venta todo el tiempo. ¿Tiene dueño San Salvador? Empiezo a creer que sÃ.
Y a pesar de tanta destrucción acumulada, sigue siendo hermosa, con el enclave maravilloso del centro entre los dos rÃos; llena de posibilidades de rescatar y poner en valor edificios y paseos; de mejorar un desarrollo urbanÃstico que viene incoherente desde hace muchos años y, lo que es más importante, con menos despilfarro en actos, contratos eventuales y otras y variadas yerbas grandemente onerosas económicamente hablando, los servicios podrÃan mejorar significativamente a corto y mediano plazo y la gente podrÃa vivir tanto mejor. Pero no, no nos hagamos ilusiones, San Salvador de Jujuy y sus habitantes de todos los niveles socio-culturales y económicos son rehenes de las ambiciones de poder de unos pocos, muy pocos, de los idiotas útiles que los sirven y la pobre gente a la que manejan con dos o tres mecanismos miserables. Eso sÃ, las organizaciones sociales y gremiales parece que están muy bien atendidas porque tampoco ven el árbol, ni el bosque, ni nada. Baste de ejemplo el único escarceo de hace más o menos un mes, con lÃos, humo, insultos y cenizas, seguido de dos dÃas de solicitadas y comunicados sorprendentemente fuertes y bien escritos y, en ambos casos, con definiciones precisas y contundentes. Y luego nada, ni un ruido, ni un ruidito. No se habló ni se volvió a decir nada. Ambos lados se llamaron a un silencio público total. Aunque debe haber habido algunos encuentros que quedarán en el misterio, pero Ud. y yo podemos permitirnos pensar que en esas ocultas reuniones no se compartieron e intercambiaron, precisamente, ideales y buenas intenciones; se puede asegurar que allà no hubo debate sobre la ciudad ni preocupación por sus habitantes; de mal pensada, igual que Ud., creo que si se hablaron de cientos de miles de razones necesarias para apaciguar los ánimos de todos.
La ciudad, nuestra ciudad, es tan apetecible, tan prometedora y tan interesante, polÃticamente hablando, que hasta Eduardo Fellner, con todas sus posibilidades nacionales, consideró la posibilidad de ser candidato a intendente en octubre próximo. Gerardo Morales, hasta la reciente integración con Lavagna de la fórmula presidencial, también jugó con la idea de pelear por el espacio de la Avenida El Ãxodo.
Pero últimamente pasaron cosas en ambos partidos que son para llorar; a nadie le importa nada de lo que nos pasa. La UCR, o dos o tres radicales de la Rojo y Blanca invistieron de la candidatura al dr. Adrián Ãlvarez, el que más allá de sus cualidades personales, no tiene la menor posibilidad de instalación, sobre todo ganadora, en los pocos meses que faltan para las elecciones. Alguna dirigencia radical de poco seso pero mucho peso se dedicó sistemáticamente a devaluar a Mario Fiad, Chuli Jorge y. por supuesto, Alejandro Nieva. Lo de Hugo Conde es muy improbable, por lo menos desde adentro ¿con qué y con quiénes va a participar de una interna la exangüe CON? Ekel Meyer ofrece una joven posibilidad interesante, siempre y cuando llegue a contar con el apoyo de la estructura. Pero el Partido Radical no convence a nadie, menos a sus afiliados, de que quiere recuperar la intendencia.
La cuestión en el PJ es peor todavÃa. Frente a la posibilidad, encuestas dixit, de que el actual intendente pierda la interna con Pablo Lozano, se está organizado una movida âmás peronistaâ de apoyo a Miguel Morales, lo cual implica, obviamente, el apuro por mejorar la débil perfomance de Martiarena; parece que hubiera miedo, mucho miedo, de que no pueda ser reelecto. ¿A quién le tienen miedo? ¿Por qué son tan miedosos? Claro que la cosa, sobre todo las intenciones, serÃan distintas si la candidata fuera Liliana Fellner.
Cuando esta edición esté en la calle, seguramente habrán sucedido cosas, quizás, que modifiquen esta nota en lo anecdótico, quizás Segura sea candidato -y ahà sÃ, Dios nos libre si el intendente pierde la interna-; quizás no lo sea y entonces, aunque Ud. y yo hayamos perdido ya la capacidad de sorprendernos, veremos una Cámara de Diputados inimaginable, imposible.
Una cosa, seguro, no va a cambiar, tenemos que ir armando un velorio, rezando un responso, mudarnos, no salir más de nuestras casas, porque el destino de San Salvador de Jujuy está en los designios de los dioses más crueles.
|