Alma rebelde y apasionada, una espiritualidad siempre en carne viva y al propio tiempo de rigurosa racionalidad, es lo que primero resalta en la figura de Lebensohn. Su inquietud se traducía en una suerte de urgencia lúcida ante las circunstancias adversas que advertía en la Argentina de los años '40. Una lucha que él señalaba difícil y prolongada en el cumplimiento de responsabilidades en procura de una transformación radical de la Argentina. En l942, afirmaba, que a pesar de ser un país joven, el nuestro ya tiene los signos de “una decadencia y una vejez prematura” con estas palabras comienza Próspero Nieva su ensayo sobre el dirigente radical, bonaerense, de la primera mitad del Siglo XX. El trabajo cita vida, hechos, discursos, comentarios de Ricardo Balbín, de Eduardo Zimmermann y notas que reflejan el amplio pensamiento del autor de “La Declaración de Avellaneda”. de Lebensohn, destacando sobre todo el influjo que tuvo, en su momento, en la recuperación doctrinaria y moral de la Unión Cívica Radical “necesitamos doctrina para que nos entiendan y conducta para que nos crean” y, sobre todo, destaca Nieva apuntaba a la juventud, pensaba en la necesidad de un partido de cuadros, estructurado en torno a los jóvenes, que no tenían complicidades con el pasado.
Cabe señalar que en esta época, en la que la desacreditada política argentina, entre otros males que la aquejan, relega “cuidadosamente” a sus mayores, Próspero Nieva, conocido y combativo dirigente jujeño, supo encontrar una veta para acercarse a los jóvenes de su partido, lo hizo hace unos meses con un ensayo sobre Amadeo Sabatini; ahora con éste otro trabajo que pondera fundamentalmente la apuesta de Lebensohn a una profunda reforma agraria, la obligatoriedad de la enseñanza media, una política de emancipación económica y la defensa de los derechos de los más necesitados, promoviendo para ello una sociedad más justa.
