Ludmila Da Silva Catela y Elizabeth Yelin, investigadoras en derechos humanos del CONICET, analizaron en la radio el fenómeno de la memoria, a treinta años del golpe del â76, en el marco de un nuevo aniversario del Apagón de Libertador. Hablaron del proceso de compresión del pasado y del presente y también de una investigación en Tumbaya donde hubo seis desaparecidos sobre una población que apenas pasaba de 150 personas.
-La mirada sobre estos temas se está masificando en Argentina. ¿Cómo lo ven ustedes?
-Yelin: La Dictadura del 76 no fue la única pero sà la más feroz. Antes ya habÃa represión en el paÃs. Sabemos muy bien del Operativo Independencia en Tucumán, o sea que el golpe es un hito que desplazó a las autoridades constituciones, pero el clima y la actividad ya estaba de antes. VivÃamos en todos los paÃses del Cono Sur y alrededores una situación donde prevalecÃa la Doctrina de Seguridad Nacional; habÃa un operativo en el que EEUU tuvo un papel significativo; y gran parte de nuestros ejércitos fueron educados en lo que se llamaba en esa época la Lucha Anti Subversiva. Hubo una coordinación de los ejércitos y de la represión que se hizo muy evidente cuando aparecieron los documentos del Plan Cóndor. Todo eso fue parte del contexto en el que se dio el golpe en la Argentina. Pero también hay que pensar en otro contexto internacional importante: y era que durante la década del â70 y especialmente después del golpe en Chile en el â73, se expandió en el mundo una manera de interpretar el fenómeno de la represión y del terrorismo de Estado en una clave que fue la de las violaciones a los derechos humanos. Conflictos polÃticos hubo muchos en nuestra historia; con vencedores y vencidos, pero no se hablaba de violaciones a los derechos humanos. A partir de ahà se está hablando de vÃctimas y al hablar de ellas, no importa mucho lo que hizo la persona, lo que hizo el grupo, sino el hecho de que fue desaparecido, que fue torturado, secuestrado, que sus derechos fueron violados. El tema de la memoria es darle algún sentido al pasado y se va haciendo de a poco y lo van haciendo distintos grupos humanos. Entonces, en este momento, cuando pasaron treinta años, tenemos una nueva generación que hace nuevas preguntas y que lleva adelante una expansión del tema que pasa por preguntarse más cosas sobre el pasado pero también sobre el presente.
-¿Por qué todavÃa en la Argentina cuesta tanto comprender que la guerrilla fue una cosa y otra la institucionalización del crimen?
-Da Silva Catela: el tema de la violencia y de la lucha armada en la Argentina, si bien en los últimos años aparece con mucha más frecuencia, durante mucho tiempo fue tabú. Mi mirada sobre la violencia polÃtica no es desde el lado moral sino desde el sociológico y entiendo que hubo un momento histórico donde la violencia era un modo de acceder a la polÃtica, optando por la lucha armada. El problema de sucumbir a la fecha del 24 de marzo es perder los proyectos polÃticos que hubo antes, es como si todo comenzara y finalizara a partir del 24 de marzo de 1976 y 1983 cuando vuelve la democracia. Y otra cosa muy diferente es que un estado, actuara creando centros clandestinos de detención, desapareciendo personas. El estado podrÃa haber optado por una forma de represión legal, encarcelar, juzgar y hasta fusilar. Entonces creo que es muy difÃcil separar al desaparecido, del proyecto polÃtico anterior; la idea de la vÃctima lo que permite es no poner en duda quienes eran esas personas. El Estado no podÃa desaparecer personas, cualesquiera fuera su opción polÃtica. En otros paÃses se usó la ley.
-¿Cómo es el tema de Tumbaya?
-Da Silva Catela: Llegué por el libro de Andrés Fidalgo; hice una cuenta de los lugares de Jujuy donde más desaparecidos habÃa y me sorprendió que en Tumbaya. sobre una población de 150/200 personas, hubiera seis. Hablé con Federico Galeán, guardián de esa memoria y me fui enterando que en el momento del secuestro se llevaron a veinte hombres y que muchos de ellos habÃan estado afiliados al PC. Entrevisté a todos los familiares y a algunas de las personas que estuvieron presas, lo que fue quizás lo mas terrible de escuchar. Los primeros entrevistados temblaban, estaban contando algo que era muy pesado en su historia; lo interesante es pensar en ese pasado, que hubo gente con un proyecto polÃtico, que tenÃan libros y que escuchaban discos de super avanzada. El cambio que hubo desde el año pasado a éste en Tumbaya respecto a la memoria es significativo; ahora hay una placa y me voy a quedar con una frase de don Federico Galeán âlo que cambió es que nos sentimos mucho más seguros y que la gente tiene mucho menos miedo para hablarâ.
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