El Mundial de Fútbol ya está con nosotros y el equipo de José Pekerman se fue de nuestro país con un apoyo importante de su gente, aunque la gran mayoría cree que nuestra Selección no es candidata para levantar la copa . “Están bien las convocatorias de Messi, Tévez, Riquelme, Mascherano y otros, pero por qué llevamos a Lucho Gonzáles, Milito o Rodríguez”, se quejan los hinchas. 
De esta misma manera se fue Argentina rumbo al Mundial de México 86’. Con los mismos cuestionamientos y muchas dudas en cuanto a los convocados, con algunas ausencias que ojalá no se sientan y con la incertidumbre que genera tener un equipo con jugadores a los que los argentinos no vemos habitualmente en vivo y en directo.
      Los hinchas se preocupan porque a pesar de que algunos jugadores estuvieron en varios partidos de eliminatorias, otros se acomodaron en la lista a último momento. Tan parecido es todo que hasta la canción “volveremos, volveremos, volveremos otra vez” se volvió a convertir en hit nacional . En realidad la ilusión, la esperanza y la expectativa están presentes en el corazón de cada uno de los argentinos, pero la gran mayoría no tiene la seguridad de otros mundiales. En Italia 90 creíamos que repetíamos el título del ’86 y llegamos a la final, pero nos quedamos con el sub campeonato y Diego llorando. Así llegó Estados Unidos 94 también con Diego y con un gran plantel armado por Alfio Basile, pero también nos volvimos con las manos vacías, al 10 le cortaron las piernas, se conoció la mala noticia del doping y el equipo quedó mal anímicamente y sin clasificar.
      Seguimos participando, con una gran eliminatoria rumbo a Francia ‘98, éramos los mejores de América  y queríamos demostrar lo mismo en el Mundial. Passarella armó un plantel con grandes figuras, pero otra vez nos quedamos con las ganas, en esta oportunidad ya sin Diego. Pero como todo se renueva y las esperanzas también, apostamos al futuro en Corea y Japón. La Selección Argentina era el gran candidato comandado por Marcelo Bielsa, todos los nombres sumaban en cuanto a su cotización casi 100 millones de dólares, pero no pasamos ni siquiera la primera ronda. Para colmo hace cuatro años teníamos que madrugar para ver los partidos y en uno de ellos observamos con lágrimas, la eliminación de los muchachos argentinos. Pero aunque todo pasa, la herida sigue abierta y los argentinos de una vez por todas queremos más. Muchos se conforman con pasar de ronda, otros afirman Somos Argentina hay que apuntar al campeonato, la mayoría dice que Brasil será el campeón de nuevo y los distraídos de siempre preguntan ¿cuándo es el Mundial? Claro que no faltan los que llevan la contra y dicen que no se piensan sentar a ver a unos cuantos tipos corriendo detrás de una pelota, menos mal que esos son los menos, ya que hasta las mujeres dejan de lado la novela y se ponen a ver a la par de los hombres el gran acontecimiento mundial, aunque no falta el machista que grita que a ellas solo les interesa ver el acto inaugural y nada más. Pero pensándolo bien es mejor que miren de lejos, porque no falta la amable señora que nos pregunta ¿porqué el del silbato levanta el brazo o porque no se puede agarrar la pelota con la mano?
      Pero en este mundo mundializado tampoco faltan los cabuleros, los que se sientan en la misma silla todos los partidos o los que comienzan el día que va a jugar la Selección de la misma manera que lo terminan. Si el día que su equipo ganó fueron al Banco, los otros días también deberán hacerlo. Si se pusieron el traje azul el lunes que  Argentina ganó, el partido que viene que se juega un domingo también deberán ponérselo. Son tan cabuleros que se sienten un jugador más del plantel y hasta hacen ejercicios pre competitivos antes de comenzar el partido, en el entretiempo frente al televisor se distienden un poco y al final festejan o lloran igual que los jugadores.
Pero no sólo los hinchas y los periodistas somos supersticiosos, hay jugadores de fútbol y técnicos que están muy pendientes de las cábalas y hay algunas que son famosas. El técnico Carlos Salvador Bilardo es identificado por acomodarse la corbata permanentemente. El mismo técnico no dejaba bajar a ningún jugador del colectivo que los llevaba a las canchas del Mundial de México si antes no escuchaban una canción de Sergio Denis. Muchos jugadores se contagiaron del Narigón y Sergio Goycochea, arquero de la Selección en Italia ‘90, pedía a sus compañeros que lo rodearan porque él tenía una gran necesidad. En estos dos Mundiales Argentina fue campeón y sub campeón respectivamente.  
      Señoras y señores la mesa está servida, con selecciones poderosas o humildes, con equipos que son candidatos o algunos que pueden dar la sorpresa, con cábalas o sin ellas. Desde este momento el fútbol sólo tiene el poder y en los pies de cada uno de los jugadores y en las decisiones de los técnicos estará la verdad. La mayor cita mundial está en marcha, disfrutémosla,   al fin y al cabo no es nada más ni nada menos que fútbol, ese que vemos todos los días en un estadio con una pelota de primera marca o el que jugamos en el potrero o en el patio de una escuela con una pelota de trapo o una tapita de gaseosa. El fútbol nos convoca en este Mundial y no se hablará de nada más, durante un mes, igual que en el ‘86. Vamos Argentina todavía …